Viajero desde
12/11/2011
Nick: MATOLA |
Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.
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Escribe el relato: ANTONIO
BENISSA
Del 23 al 25 de julio, Mari-Carmen y yo, viajamos a Benissa. Salimos de casa alrededor de las 10 de la mañana del día 23, y llegamos a Benissa sobre las 12. Buscamos la oficina de turismo, donde la chica que atiende, nos informa ampliamente de las actividades que podemos llevar a cabo durante el fin de semana, y nos da folletos de las playas y rutas de senderismo que podemos visitar, así como nos indica la forma de llegar al hotel. Una vez llegados al mismo, podemos decir que es un “lugar con encanto”. El hotel “Casas de San Jaume”, está en una antigua finca agrícola, y se ha conservado la arquitectura original de las casas que existían, y al parecer, se ha ampliado, con la zona de piscina y algunas habitaciones más, pero no ha perdido el “encanto”, ya que además, los viejos olivos y algarrobos, se han conservado como parte del jardín.
Una vez inscritos, y como nos dicen que la habitación aún no está preparada, decidimos ir hasta Moraira. Damos un paseo por la playa, y por sus calles, donde se respira el ambiente turístico, con las calles ocupadas por las terrazas de los restaurantes, y las tiendas regalos. Es agradable pasear por esta ciudad, ya que aunque hay mucha gente, no es agobiante como otros pueblos turísticos.
Buscamos un sitio donde comer, y nos sentamos en una terraza, desde donde vemos una panorámica del Peñón de Ifach.
Después de comer, volvemos al hotel, y una vez descansamos un rato, nos vamos a dar una vuelta por Benissa. El pueblo está poco animado, no hay mucho ambiente que digamos, y pensamos que es por estar algo alejado de la costa, ya que es a las playas donde la gente suele acudir.
A la mañana siguiente, preparamos bocadillos y nos vamos a recorrer el “sendero ecológico”. Vamos en coche hasta un paraje llamado “Cala Pinet”. Es una de las muchas calas que hay en esta costa, que alterna acantilados con pequeñas playas y calas .El sendero que vamos a recorrer, es entre esta cala y la playa de Calpe. Todo el sendero está protegido por vallas de madera, que dan al acantilado; a lo largo del mismo, vamos viendo una panorámica de toda la bahía, desde el Peñón hasta Moraira, con unas vistas espléndidas. Aproximadamente a mitad del camino, llegamos a un pequeño puerto deportivo, con instalaciones para la práctica del buceo y la vela.
Seguimos nuestro camino, y al cabo de alrededor de una hora y cuarto, desde que empezamos a andar, llegamos a la playa de Calpe, que está repleta de gente. Descansamos un rato, y volvemos al punto de partida. Según indica el podómetro que llevamos, hemos andado 5,800 km. Después de un refrescante baño en la propia “Cala Pinet”, buscamos un sitio tranquilo y sombreado, para comernos los bocadillos. Hay una pinada, entre la carretera de la costa y la playa, y allí paramos.
Por la tarde, después de la siesta, decidimos ir a Xávia. Hay unos 15 km por la carretera de la costa. Andamos un rato por el paseo marítimo, donde el ambiente de las terrazas y los bares es muy agradable. Cuando nos apetece cenar, nos sentamos en una de las terrazas. Después, nos adentramos un poco en el pueblo, y nos quedamos un rato a ver los desfiles de moros y cristianos, ya que están en fiestas.
Al día siguiente, lunes, toca volver a casa.- Ha sido un viaje muy agradable, nos hemos relajado y huido un poco de la rutina. Hasta el próximo.