Lo más suculento del Mar Caribe se come en Margarita

En el mar la comida es más sabrosa

“En el mar la vida es más sabrosa

En el mar te quiero mucho más

Con el sol la luna y las estrellas

En el mar todo es felicidad”

.- En el mar la vida es más sabrosa

Escrita por Oswaldo Farrés

Interpretada por

La Sonora Matancera

Como dice la canción del compositor y escritor cubano Oswaldo Farrés, “En el mar la vida es más sabrosa”, sensación sublime, sinónimo de felicidad, alegría y de momentos gratos e inolvidables.

La IslaMargarita, es muestra vigente de ello por ser la más grande y poblada de un conjunto de tres formaciones insulares, junto a Cubagua y Coche, forma parte del territorio del estado Nueva Esparta, convirtiéndose en el destino ideal para satisfacer el gusto de cada turista durante los 365 días del año.

A este maravilloso lugar se llega a través de los principales aeropuertos de Venezuela, islas del Caribe y resto del mundo. También por vía terrestre con  enlace marítimo en Ferry desde las ciudades costeras de Puerto La Cruz y Cumaná.

Sin duda, la naturaleza fue benévola con este pedazo de paraíso, pues el disfrute, el relax y la diversión ligados a su original y rica gastronomía  corren por su torrente sanguíneo de día y de noche.

Sus paisajes inolvidables, su interesante folklore, el agradable clima tropical, su gente cálida y trabajadora, una deliciosa cocina y una costa de 168 kilómetros con playas de ensueño la han llevado a consagrarse como “La Perla del Caribe”.

Ostenta, por encima de las demás islas caribeñas, una mezcla de sabores y aromas, producto del mestizaje colonial de siglos pasados. Ya que desde la isla de Cubagua, que funcionaba como centro de distribución del Nuevo Mundo con el Viejo Mundo, se cargaban barcos enteros de perlas por órdenes de la Corona Española. Y así, con el pasar de los años, tanto las costumbres y sabores del viejo continente como las del Medio Oriente, se fueron quedando y adaptándose a nuevas recetas locales, dando origen a la gastronomía margariteña.

La cocina margariteña tiene como base los productos del mar; pescado, crustáceos y moluscos, sumados a los fértiles productos agrícolas que se cultivan en el piedemonte serrano, obteniendo así una sazón muy difícil de superar.

Hoy en día al hablar de la gastronomía margariteña, lo primero que viene a la mente es el Mar Caribe en todo su esplendor. Bien sea desde cualquiera de las bellas playas de la isla, sentado bajo la sombra de una Palmera Cocotera y saboreando la más rica cocina, como por ejemplo: “Un Corocoro o Parguito, acompañado de tostones con repollo rallado y salsa rosada, a la orilla de playa” es la postal ideal para recrear un apéndice lo que significa la comida de la isla.

La gastronomía típica se encuentra en cada palmo y se caracteriza a través de los siguientes platos por ser los más demandados: la empanada margariteña, el pescado frito o guisado, el pastel de chucho, los mariscos, el hervido de pescado, las sopas, las cremas de mariscos y el dulce de lechoza.

Deshojando la Margarita de mil sabores

“Margarita, a la virgen no se quiere sólo con perlas

Margarita, se busca en la madrugada la pesca buena

Margarita, se va quedando sin garzas tu lagunita

refranera: se comen los tiburones a las sardinas”– Pio Tequiche

Escrita por: Alí Primera

Cada pueblo de Margarita tiene sus propias maneras de aderezar y preparar la comida, sin que esta cambie en el fondo, sino simplemente en pequeños detalles los que hacen resaltar las cualidades o bondades de algunos de sus ingredientes.

El sancocho o hervido de pescado, uno de los platos más tradicionales, tiene como contorno indispensable el plátano tierno o topocho y ají dulce. La especie de pescado dependerá de la temporada y de lo que traigan los pescadores de sus faenas ese día.

Al extremo oeste de la isla, en la Península de Macanao, la oferta para degustar la comida margariteña destaca en el local de La Negra Isabel, ya que desde hace 20 años invita a saborear los más auténticos platos típicos de la península de Macanao. Ella ofrece: funche asado, erizo asado, tortilla de erizo, cóctel de cangrejo, langostinos a la plancha, chucho encebollado, pastel de chucho, carite Oriao y de postre quesillo de cambur, parchita, pitigueí y café.

Para llegar y decir que lo viviste no pierdas de vista su dirección: Boca de Río, antiguo local Frío Mar. Municipio, Península de Macanao, horario: Lunes a Domingo. De 12:00m  a 07:00pm  teléfono: 0295. 2913145.

Afinando aun más el paladar, casi podría inferirse que decir Pastel de Chucho es decir Margarita. Fue hace casi tres décadas cuando el conocido cocinero del extinto Hotel Concorde, Rubén Santiago, transformó el complicado cuajado de pescado en este plato, que se ha hecho tan famoso y que no hay establecimiento de alimentos de Nueva Esparta que no lo ofrezca.

El antiguo cuajado, cuyo ingrediente principal es el pescado de chucho o la liza, contenía entre sus ingredientes predominantes el huevo y la papa, los cuales, hablando en términos comerciales, no son prácticos para su conservación luego de pasadas unas horas. Al nuevo plato le fue incorporado como ingredientes de reemplazo de la papa y el huevo, tajadas de plátano maduro, bechamel, pasitas y queso amarillo. Originándose así una mutación del cuajado que después se convertiría en uno de los platos margariteños más disfrutado y solicitado por los comensales venezolanos y extranjeros.

Para calmar el apetito pre y post playero, se recomienda probar las suculentas e inolvidables empanadas margariteñas. Hechas con harina de trigo o maíz, rellenas de queso, carne, cazón, pulpo y demás sabores para luego freírlas en aceite caliente. En cada esquina o superficie de la isla puede encontrar un pequeño tarantin junto a un fogón y una olla freidora. Las protagonistas de miles de anecdotas de ricas empanadas siempre son las “empanaderas”, tan cordiales como experimentadas en el amase de la harina.

Toda la latitud de la isla ofrece venta de empanadas, pero aquí hacemos mención a una región en el extremo sur este de la isla, llamada Pampatar, y que desde hace pocos años ha ido ganando terreno en opción gastronómica  y muy autóctona del lugar. 

En Pampatar podemos encontrar La Ruta de la Empanada, lugar donde usted podrá disfrutar de la más variada propuesta de nuestras tradicionales empanadas margariteñas, recomendamos los puestos de venta de empanadas de Mary la Propia, la Sabrosona, la Catira, la Chencha, La Virgen del Valle y Gresencia reunidas en un solo lugar, con visita a la bella bahía y, si corre con suerte podrá deleitar dicho manjar local acompañado de las melodiosas tonadas del cuatro de algún interprete del canto margariteño a través de un Pasaje, Fulía, Galerón o de una Décima,  como acompañamiento perfecto.

Corocoro, róbalo, carite, pargo, catalana son algunas de las especies marinas que habitan en las aguas de la isla desde los tiempos de la Independencia y se les conoce como el pescado del pueblo margariteño.

Si de sopas o pócimas se trata, los frutos del mar cobran especial relevancia. El Asopado y la Fosforera son muy buscados y recomendados. Esta última debe su nombre a la gran cantidad de fósforo presente en sus ingredientes.

Luego de la rica combinación de sabores salados, ¿quién no sucumbiría ante un apetecible dulce de la región? Pues Margarita cuenta con una variedad de ellos que no tienen nada que envidiarle a los de otras latitudes.

El Saboyano, El Pan de Leche, las Empanadas Dulces, las Roscas Cubiertas, el dulce de Piñonate, las Jaleas, las Conservas y el famoso Dulce de Lechosa, entre otros.

Si la tentación por lo dulce le es muy fuerte, libérese de ataduras y vaya por los  dulces de Nancy Totesout.  Cuando recorra los alrededores de la Iglesia de la Virgen del Valle, pregunté por esta famosa dulcera local. Ya que desde hace mucho tiempo se ha convertido en tradición visitar a la virgencita del Valle del Espíritu Santo y saborear los deliciosos dulces criollos que esta devota  margariteña ofrece. Las ofertas van desde el pan de leche aliñado, conserva de coco, batata, piñonate, coscorrones, besos, rosquitas, empanada, de mango, guayaba, pan rojo, galleta dura y muchos otros.  Por Igor Fernández C.