Viajero desde
8/25/2009
Nick: DHERNANDEZ |
Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.
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Escribe el relato: David
22 de agosto
Nos encontramos sobre las 8 h. en el Aeropuerto de Madrid-Barajas Rafa, Monica, Alberto y yo. Nuestro vuelo a Marrakech salia a las 9:55. Desayunamos mientras comentábamos aspectos del viaje que estábamos iniciando.
El vuelo fue bastante tranquilo, aterrizamos sin retraso en el aeropuerto de Marrakech-Menara. Tras pasar el control de pasaportes y hacer el correspondiente cambio de divisa (unos 250 € por persona para una semana porque ya teníamos casi todas las cosas prepagadas), salímos al vestíbulo donde nos esperaba nuestro anfitrión Lachen, con quien nos trasladamos a su alojamiento rural Dar Adous, en Imlil, al pie del Toubkal, la montaña más alta de Marruecos y del norte de África (4167 m.).
Allí en Imlil comímos a nuestra llegada. Durante los siguientes días nuestra dieta se basaría en ensaladas, taijines, couscous y alguna tortilla berebere, todo aceptablemente bueno y, sobre todo, sano. Y de postre chabakkia, yo, como buen goloso, me puse morado de dulces...
Dado que estuvimos en época de Ramadán, tanto nuestros guías como el resto de la gente, hacían ayudo durante las horas de sol, muy dura la maniobra para mi gusto...
Por la tarde dimos un paseo con Ibrahim, hermano de Lahcen y el que sería nuestro guía en la montaña durante los días siguientes. Ambos se portaron excelentemente con nosotros, quedamos muy contentos con ellos. Llegamos a visitar una cascada cercana y de vuelta a Dar Adous tuvimos contacto con unos mercaderes bereberes a los que compramos babuchas y algún turbante. Nos llamó la atención el regateo en el que basan sus ventas, a mí se me dio especialmente bien el tema, me divertía mucho el sentido comercial que tienen. No obstante, los omerciantes bereberes resultaron ser mucho más tranquilos que los comerciantes en ciudades (especialmente en los mercados), que insisten bastante más que aquellos.
Por último cenamos y tras una pequeña charla, nos acostamos para estar listos al día siguiente para comenzar la ascensión al Toubkal.
23 de agosto
Nos levantamos temprano, sobre las 7, desayunamos y nos pusimos en marcha Ibrahim, Linn (una inglesa que incluímos en el grupo para la ascensión al Toubkal), Mónica, Rafa, Alberto y yo.
El objetivo del día era llegar al Refugio Neltner, a 3207 m. de altitud. Dispusimos de una mula para transportar carga, de manera que, una vez organizados, pusimos una mochila en la mula (a la que bautizamos "Marta") y, por parejas, transportábamos una mochila a la espalda. Vamos, mínimo esfuerzo.
Durante el trayecto nos encontramos varios puestos en los que se podía beber zumo o té y comprar refrescos y algún tentempié. Nos llamó la atención la forma que tenían de mantener frescos los productos: normalmente los regaban o aprovechaban el torrente del canal cercano, ¡qué gracia!
A paso tranquilo llegamos sobre la 1 de la tarde a nuestro objetivo del día, el Refugio du Toubkal.
Pasamos la tarde en el refugio descansando el cuerpo y en un ambiente montañero-berebere fenomenal.
Cenamos prontito y sobre las 9:30 nos metimos a la habitación a dormir, ya que el día siguiente prsumíamos que sería el más duro de todos.
24 de agosto
A las 4:00 h. nos despertábamos, un desyauno ligero y breve y sobre las 4:30 h. y de noche comenzábamos la ascensión a la parte final del Toubkal. Tuvimos la suerte de disfrutar de una meteorología fantástica durante toda el día. Llegamos con no mucho esfuerzo a la cumbre y pudimos hacer las fotos y tomar algo tranquilamente porque ni siquiera soplaba el viento. Tras ello descendimos hasta el refugio y comimos juntos con la alegría de haber podido con el Toubkal sin demasiado esfuerzo.
El resto del día lo pasamos descendiendo hasta Imlil, un descenso muy largo tras el cual llegamos a Dar Adous y pudimos descansar un buen rato antes de cenra. Aprovechamos para dar una vuelta por el pueblo, acercarnos a la mezquita y repartir unos lapiceros y boligrafos que llevaba Mónica de la Fundación Banco Sabadell.
Cenamos por última vez en dar Adous y tomamos un té con Lahcen e Ibrahim, comentando lo mucho que disfrutamos allí. Entregamos una propina a ambos por la magnifica atención recibida durante nuestra estancia en Dar Adous y la ascensión al Toubkal.
25 de agosto
Nos levantamos sobre las 8, desayunamos y bajamos caminando hasta el pueblo donde nos esperaba Hassan con el 4x4 que nos transportaría al desierto y la costa el resto del viaje. Pasamos por una cooperativa de mujeres de aceite de argán, así que aprovechamos y compramos algunos cosméticos y aprendimos cómo fabrican el aceite y el resto de productos.
Ya con Hassan nos dirigimos a Agdz, en pleno Valle del Draa. El trayecto fue largo y no demasiado divertido. No obstante pasamos por varios estudios cinematográficos, visitamos el lugar donde se rodó Gladiator y demás. Hassan iba parando en los sitios que merecía la pena fotografiar así que todo fue fenomenal.
Legamos a media tarde a Agdz, en un palmeral chulísimo, y nos alojamos en una Kasbah de lujo, nos sentímos como reyes. Justo cuando caía el día nos invitaron al desayuno berebere, y un par de horas más tarde nos tocaba cenar a nosotros. Empezabamos a sospechar que volveríamos a España con más peso del original (todo esto ascendiendo el Toubkal), vamos, de traca...
Después de la cena estuvimos un buen rato en la terraza con Hassan y el personal dela Kasbah charlando antes de ir a dormir.
26 de agosto
Nos desperto el despertador de mi hermano 2 horas antes de lo previsto (esto mismo ocurrió varios días), al final del viaje nos reimos del despiste.
Tras desayunar tuvimos un ratito para ir a dar una vuelta por la laberíntica localidad, aunque, salvo el palmeral, no tenía demasiado interés.
Partímos en el 4x4 rumbo al campamento de haimas Naji, en pleno desierto. Otra jornada larga de coche, pero durante el viaje tuvimos varios acontecimientos divertidos. Antes de llegar al desierto paramos en Zagora para comprar un turbante en la tienda de un comerciante. Tomamos un té y regateamos el precio, lo cual a mí, personalmente, me divirtió un montón. Hicimos fotos y continuamos el viaje.
A las puertas del desierto paramos a comer en un sitio que tenía una piscina bien chula. Tomamos un té sin salir del agua (vaya lujo...) y comímos fenomenal. Lo mejor es que nos cobraron 150 dirham (unos 15 €) por la comida, el baño y el té de 4 personas, impresionante.
Nos adentramos en el desierto, el último tramo del día parecía una especial del Dakar, yo lo disfruté un montón.
Al fin llegamos al campamento de haimas. Aprovechamos para dar un paseo en dromedario (muy buena experiencia) antes de tomar un té y cenar.
Con la puesta de sol se me borró la sonrisa de la cara porque empezaron a salir escarabajos y demás bichos (inofensivos, eso sí) que se te subían por las piernas y molestaban un poco. Esto me inquietó bastante así que decidí que iba a dormir poco esa noche: tras la cena sacamos el juego de poker que llevábamos y nos pusimos a jugar. Al rato se sumaron varios bereberes al juego y les enseñamos un poco algún secreto del juego. Total, que eran las 2 de la madrugada y allí estaba yo entre bereberes jugando al poker...al final me acosté y dormí perfectamente hasta las 7 que nos despertamos.
27 de agosto
Madrugamos para desayunar y emprender el viaje a Taroudant (el Marrakech pequeño) ya que teníamos una buena parte del trayecto en pista desértica. Comímos por el camino y llegamos a primera hora de la tarde a la ciudad donde pasaríamos esa noche.
El mercado de la ciudad nos agobió un poco, muchísima gente y bastante insistentes, la verdad es que tenían un sentido comercial importante. Menos mal que lo poco que nos gustó la ciudad se tradujo en un paraíso auténtico para dormir, el Riad EL Aisi, a las afueras de la ciudad, con piscina iluminada de noche, un jardín para desayunar/cenar, otro lujazo de alojamiento. Nos dimos un baño, cenamos y paseamos un rato antes de ir a dormir.
28 de agosto
Amanecímos en Taroudant y, tras desayunar en el jardín del Riad nos pusimos en marcha rumbo a Essaouira, último sitio donde pasaríamos una noche antes de volver a España. El viaje fue entretenido porque fuimos junto a la costa todo el tiempo.
Llegamos sobre mediodía a Essaouira y nos fuimos a la playa a pasar un ratito. Nos hicimos unos tatuajes de Henna y nos fuimos a comer a un sitio a pie de playa: la comida era totalmente occidental así que poco a poco nos ibamos despidiendo de nuestro viaje.
Tras comer fuimos al alojamiento (otro sitio bien chulo en pleno centro de Essaouira) y por la tarde estuvimos dando una vuelta por el mercado, que por cierto era también enorme y muy transitado.
Es última noche invitamos a cenar a Hassan con nosotros, fuimos al mejor sitio de allí (según él) y cenamos estupendamente todos juntos.
Tras ello dimos una vuelta y volvímos al hotel para pasar la ñultima noche.
29 de agosto
Muy prontito cogímos el 4x4 rumbo al aeropuerto de Marrakech, pues nuestro vuelo salía a media mañana.
Cuando llegamos al aeropuerto dimos una propina a Hassan por su amabilidad y le regalamos el juego de poker para que practicara. Hicimos el cambio de divisa y volvímos a España en un vuelo algo movido al final del mismo.
Llegamos a España comentando lo mucho que habíamos disfrutado en el viaje y si volveríamos de nuevo a alguno de los sitios en los que estuvimos.
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