Viajero desde
1/21/2011
Nick: JMG |
Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.
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Escribe el relato: JoseMGGarcia
La capital de toda esta organización es la mencionada Coulon, villa de unos 2000 habitantes y que situada a la entrada del río Sèvre tenía la misión de recaudar el peaje a las barcas.
Una conocida “aroma” nos impulsaba a abandonar la barca... pero ante la inseguridad de su proveniencia, pregunté a Marcel qué podríamos degustar en los Restaurantes de la Zona. “Vade retro”... caracoles, ranas y anguilas... amigos todo esto... para el gato!
Ignoro la razón, pero Marcel no nos informó de que aquí se cultivaban desde 1780 nuestras apreciadas “ostras” y que además existía un museo dedicado al arte de su cultivo... bueno de todos modos la cena en Niort fue estupenda y además extrañamente y que me disculpen, pero algo “animada”, merced a la que se armó entre el propietario y dos jóvenes clientes franceses que por una razón para mí desconocida fueron manifiestamente “olvidados y vejados”. Ordenaron la cena y después de casi dos horas de espera tuvieron que marcharse sin cenar... en el interín los epítetos que se dedicaron los “caballeros” y el propietario fueron dignos de manual de los bajos fondos de Marsella.
Está visto que a donde voy de un modo u otro, hay espectáculo.
Ahora termino con la excursión contándoles que Marcel en un momento determinado encendió su mechero, lo acercó al agua estancada y una considerable llamarada dio testimonio del gas metano que se produce en el lecho de los canales por los residuos vegetales en descomposición.
En resumen, una tarde muy agradable y ganas de volver para visitar Coulon y degustar sus escamoteadas ostras. Lo lamento y sé que para muchos es una exquisitez, pero no puedo con las anguilas, me recuerdan a las serpientes...
Cambio de escenario. No somos alcohólicos, pero de vez en cuando, un buen caldo blanco para regar una mariscada consideramos es el complemento perfecto. Saint Emilion, aparte de ser líder en producción de vinos en la zona de Burdeos tiene el raro privilegio de ser “paisaje protegido” en el listado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Es la primera, vez que yo sepa que se considera así un conjunto paisajístico y en cuanto llegamos lo entendimos. Desde la parte algo elevada de la población mirando a la zona de los viñedos el paisaje que se divisa es una verdadera obra de arte. Parcelas de viñedos separadas por sus caminos parecen tiradas con tiralíneas y aquí y allá sus respectivos preciosos Chateaux (Bodegas). Hay en la región de Burdeos, 2ª Región vinícola del Mundo después de otra francesa que la dobla en extensión: “Languedoc”, incluido Saint Emilion, unos 9.000 Chateaux que producen al año más de 700 millones de botellas.
La producción de vino blanco es de solo una proporción de una a seis, pero goza la zona del considerado número 1 del mundo en blancos, el Chateaux d´Yquem.
Les hablo tanto de los blancos (Sauternes) por preferencias de mi Esposa, pero por mi parte los tintos “suaves”... son pecado mortal.
Después de esta “borrachera” de datos, corto porque en este tema uno no acabaría y esto que no puedo considerarme un entendido. Sólo mencionarles que como garantía añadida “sólo” en Saint Emilion se “revisa” desde 1855 la clasificación de todos sus caldos cada 10 años, no como en el resto, que su clasificación es vitalicia.
La máxima distinción de “Premier Grand Cru Classe A” tiene en Saint Emilion desde 1955, 2 galardonados, Chateaux Ausone y Chateaux Cheval Blanc. Pero en mi humilde preferencia hay un “pomerol” que me “pirra” el Chateaux Petrus que no necesita galardones para cotizarse por encima de todos estos.
No vayan a creer por todo esto, que nuestra economía nos permiten descomunales dispendios. Si conozco y degustado, alguna de estas maravillas “bíblicas” ha sido por motivos comerciales y eso por desgracia o por fortuna por otros motivos, en tiempos pasados.
Finalmente, unas líneas de historia, los viñedos en Saint Emilion se remontan al año 48 si bien documentado según Plinio al año 71. Estos Plinios los encontramos hasta en la sopa... desde Turquía a la Gran Bretaña y España actuaban como los GPS de la época, vaya, con lo que se movían y documentaban.
Unas líneas para el fantástico Camping Domaine de la Barbanne Precio Forfaite para AC y 2 Pax hasta el 3 de Julio 2009, 17,80 Euros. esta situado justo en medio de los viñedos y es único en la zona. Para alegría de mi Sra. en Recepción vendían entre otros tintos, un blanco semi-dulce envasado especialmente para ellos y a un razonable precio.
A pié, podías desplazarte sin gran esfuerzo a no menos de cuatro Chateaux de las cercanías, yo exploré un poco y era un gozo ver los racimos de uvas cargadísimos de los preciados merlot, cabernet franc y en menor cantidad cabernet-sauvignon. Pasé por delante de unos viñedos que terminaban cada hilera de viñas con un rosal y como las familias han repartido entre sus descendientes muchas propiedades, esta también compartía apellido con otras, pero con la distinción de “la rosa”.
En el Camping tenían la gentileza para los “Autocaravanistas” de trasladarnos en su mini-bus a la Ciudad de Saint-Emilion y ajustando el horario, regresaba el propietario a recogernos. Una maravilla de “gente” y además un día a la semana nos deleitaron con una exhibición de “toneleros” de una población vecina. Son malabaristas en el “Arte” de mover los grandes toneles a velocidades increíbles. Dieron la vuelta al Camping e hicieron carreras entre ellos... incluso un niño “iniciado” nos dejó boquiabiertos... los desplazan verticalmente ladeados y consiguen que mantengan el equilibrio... otra cosa debe de ser el vino que supuestamente puedan contener que con la agitación imagino deben salir mas “mareados” y capaces de “tumbar” al más avezado en libar estos caldos. Como precaución adicional para pasear con los patines y canoas que tienen en el estanque anexo al Camping era obligación colocarse un chaleco salvavidas aunque creo que se hacia pié... pero imagino que colocados con los “caldos” de la región más de uno ha jugado y “naufragado” en supuestas “batallas navales” desarrolladas en sus procelosas aguas... para espanto de los patos y simpáticas nutrias que allí proliferan.
La Villa de Saint Emilion es preciosa y tiene el atractivo de su ciudad subterránea, incluso la Iglesia monolítica fundada por el Monje Emilion está completamente excavada en la piedra. Les recomiendo la visita subterránea guiada que parte de la Oficina de Turismo.
Los primitivos Monjes excavadores y que normalmente son muy fiables en sus cálculos previeron para la torre-campanario que en el exterior coronaría la Iglesia subterránea unas dimensiones acorde con la nave, pero unos sucesores excesivamente ambiciosos, se embarcaron en una descomunal “campanario” de 133 metros y su excesivo peso ha hecho resquebrajar las columnas subterráneas. Así que, cuando las visitamos tenían unos antiestéticos y gigantescos corsés metálicos como refuerzo. Parece que están esperando los resultados de unos experimentos japoneses que inyectando en la roca unos líquidos reforzantes y puede que resuelvan este problema.
Solo para acabar dos líneas (prometido) acerca de nuestra visita a la también hermosa villa de Cognac.
Visitamos una de sus Bodegas, la de Hennessy y tiene el atractivo de que para llegar a la parte de elaboración y envejecimiento te pasean en barca por el río, luego te depositan en el otro margen. Una delicia. Interesante visita con la explicación de su laboriosa y prolongada elaboración lo que invita sin remedio o escape a adquirir alguna de sus nada asequibles botellitas, pero que bien administrada... alegra muchas veladas y sobremesas... acaba de empatar el Barça con el Chelsea... voy a por mi Hennessy... Hip, hip, hurra!
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