Viajero desde
10/24/2010
Nick: MONS |
Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.
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Escribe el relato: Carmen
La idea original era ir a La Ciudad Perdida de los Tayrona, en Colombia y luego, a Ecuador. Gracias a que se apuntó una amiga (de Medellín), hubo una peueña variación en la ruta y nos quedamos más días en Colombia.
Llegamos a Medellín el dos de agosto no sin antes pasar las vicisitudes propias de viajar en agosto, entre ellas, el overbooking que casi nos deja en Madrid.
01 AGOSTO 2010: MADRID-MEDELLÍN
Llegamos a Medellín sobre las cinco de la tarde (por la diferencia de hora a nuestro favor). En el aeropuerto no nos esperaba nadie!! Las primas de Álex tardaron media hora en llegar pero cuando llegaron, se armó una fiesta. Traían pancartas, banderas colombianas, globos, ponchos y regalos….Nos llevaron a cenar a un sitio típico. Éramos como unas 10 personas. Después de cenar, nos llevaron a casa de la abuela en donde nos esperaba el resto de la familia. Unas 50 personas o más: Tíos y tías, primos y sobre todo primas para montar un campamento. Yo estaba medio asustada porque no sabía cómo acabaría la fiesta y agotada como estaba, solo quería irme a dormir. Al fin llegó la hora de decidir dónde nos quedaríamos. Todos los familiares querían que nos quedásemos en su casa. Arriesgándome un poco, sugerí a Álex irnos con su tía Mª Eugenia. Con ella nos fuimos. La casa de la abuela está en Bello y la familia de la tía Eugenia vive en Girardota.
02 AGOSTO 2010: GIRARDOTA
A las 5 de la mañana ya no podíamos dormir, nos levantamos, desayunamos algo típico que nos preparó la tía Eugenia (fruta, arepas, agua de panela…).
Tomamos la lanzadera desde Girardota hasta el metro y fuimos a comer a casa del tío Horacio (muy simpático aunque me costaba entenderle). Por la tarde nos dirigimos en el metro hasta la plaza de las esculturas de Botero y al Museo de Antioquia. El metro funciona muy bien y recorre Medellín por encima y a todo lo largo incluso tiene dos conexiones con el metrocable que lleva a los vecinos por las laderas de las montañas.
El museo es grande y muy interesante. La plaza donde están las esculturas de Botero es una maravilla, las esculturas son enormes, abundantes y están muy bien cuidadas.
Por la noche nos lleva una de las primas de Álex al Cerro Nutibara y Pueblito Paisa. Es una excursión muy recomendable pues está en el centro de la cuidad pero fuera del bullicio del tráfico. Subimos a pié desde el aparcamiento. Desde la cima se divisa gran parte de Medellín que por la noche, parece tan impresionante como por el día.
03 AGOSTO 2010: BELLO
Por la mañana recorremos Girardota, visitamos la plaza principal del pueblo y su iglesia. Compramos frutas de todo tipo, pan de todo tipo… Preparamos un almuerzo colombiano estupendo.
Por la tarde visitamos a los abuelos de Álex y aprovechamos para recorrer Bello. Un primo nos sirvió de Guía. Visitamos la iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
En todos los sitios a los que vamos, la familia de Álex nos “atiborra” de comida: Carne con arepas, sopa, arroz, dulces…
04 AGOSTO 2010: MEDELLÍN
Volvemos A tomar el metro y nos dirigimos al monte Arbi, Parque Nacional al que se llega después de tomar el metrocable hasta el final y luego un teleférico. Llovía, por lo que decidimos no bajar al parque. Regresamos hasta un Centro Comercial. Cenamos en casa de otra prima de Álex (Chivita). Lo pasamos en grande. La cena fue estupenda y abundante (como siempre). Las risas fueron continuas. Escuché algunas frases que me resultaron curiosas, por ejemplo: “sale más caro que Superman pagando pasajes” o “no me cabe ni una mentira”… el primo Sebastián era el más ocurrente.
05 AGOSTO 2010: RÍO GRANDE
El tío Horacio nos lleva de excursión por los pueblos cercanos a Medellín: San Pedro, Santa Rosa de Oso… por la zona de Río Grande. Pueblos muy típicos y encantadores. A la hora de la merienda decidimos “ir a tomar algo” que para mis amigos colombianos consistió en un ágape fenomenal.
06-7 AGOSTO 2010: MEDELLÍN-SANTA MARTA
Salida de Medellín en la compañía de autobuses Brasilia. Supuestamente es una de las mejores compañías de Colombia pero el bus que nos tocó, era cochambroso. En él, nos esperaban 12 horas de viaje…. Salimos de Medellín a las 7 horas. A las 9,30 nos dice el chófer que paramos a comer algo ya que es la única parada que iba a realizar ¿? Paramos media hora. A los 300 metros, se vuelve a parar: El bus tenía una avería, se rompió un eje y por suerte, allí había un taller en donde se dispusieron a soldarlo. Tardamos unos 45 minutos. Además de las paradas que realizó para tomar pasajeros, hubo que sumar las paradas que nos hicieron los militares (5 ó 6 en total). Al parecer temían revueltas debido a que al día siguiente tomaba posesión del Gobierno el nuevo presidente Santos. Llegamos a las 12,45 horas a Santa Marta. Total: casi 16 horas de viaje. Juré que no volvía a viajar con Brasilia.
A las 8 horas del día siguiente, nos recogen de Magic Tours. Somos un grupo de 12 personas las que vamos a hacer la ruta a La Ciudad Perdida. Nos llevan en dos “carros” al punto donde comenzaremos a caminar: Machete Pelao. En este pequeño poblado es donde cargan las mulas con todas las provisiones para los días en la selva y después de comer algo, comenzamos la ruta sobre las 12 horas lloviendo a cántaros. A los pocos metros, tenemos que atravesar el primer río. Esto será la tónica durante toda la ruta. El camino es fácil y cómodo de caminar en un primer momento, luego tenemos fuertes subidas y bajadas por camino totalmente enfangado. El calor y la humedad son insoportables. Todo el tiempo llevamos la ropa mojada, cuando no es por el agua del río, es por el sudor o por la lluvia. Llegamos al primer campamento a las 7 de la tarde donde dormiremos en hamacas con mosquitera (Campamento de Alfredo). Cenamos y el guía nos recomienda a Álex y a mí que dejemos una de las dos mochilas que llevamos así que, escogemos detenidamente lo que vamos a necesitar de manera imprescindible y dejamos el resto en este campamento.
08 AGOSTO 2010: 2º DÍA
A las 8 horas estamos ya en marcha tras un buen desayuno. De nuevo subidas y bajadas interminables. El camino está completamente enfangado, sobre todo en las bajadas, las botas se entierran completamente en el fango. Llegamos al campamento donde dormiremos, sobre las 12,30 horas. Estoy AGOTADA, las subidas han sido muy fuertes. Nos dan la tarde libre aunque en medio de la selva, pocas cosas se pueden hacer. Nos bañamos en el río, con mucho cuidado pues la corriente es muy fuerte. Aprovecho para lavar la ropa del día aunque luego quedará en el campamento pues no se seca debido a la humedad.
09 AGOSTO 2010: 3º DÍA
El día promete muy duro. El guía me sugiere salir media hora antes para no retrasar mucho al resto del grupo (siempre llego la última, no solo por ser la más mayor sino también porque me paro a hacer montón de fotos). Caminamos una eternidad. Sorteamos el río al menos 10 veces. Las primeras veces, me quitaba las botas, al final , acabé haciendo lo que todo el mundo, cruzar con las botas puestas. De repente, se divisan unas escaleras al otro lado del río por donde nos disponemos a cruzar. Son las escaleras que suben a la Ciudad Perdida de los Tayrona. Se disipan todos los males y la ilusión por llegar es lo que prima. Este día ha sido el más bonito de todos, no solo por llegar a la meta sino porque el paisaje es increíblemente bello. Todo el recorrido ha sido bordeando el río por una u otra orilla, buscando por donde la selva permitía avanzar. En algunos tramos, debido a las lluvias, se produjeron desprendimientos por lo que debíamos de tener gran cuidado de no caernos al fondo del río. Comenzamos a subir los 1.200 escalones que llevan a lo alto donde nos espera una de las maravillas del mundo.
10 AGOSTO 2010: 4º DÍA
Tuvimos El privilegio de dormir en La Ciudad Perdida debido a que el último campamento antes de llegar a la Ciudad Perdida, estaba destrozado a causa de un desprendimiento que obligó a desalojar a un grupo de gente en helicóptero (militar). Aunque la tarde anterior tuvimos ocasión de caminar por entre las distintas terrazas que están restauradas (existen muchas más de las que están al descubierto), este día, nos levantamos a las 4 horas para ver amanecer. Fue un espectáculo increíble. Después el guía nos explicó algo de la historia de los Tayrona y realizamos un recorrido de unas dos horas por toda la ciudad. Debo decir que está bien protegida por militares que, la mayor parte del tiempo, no los veíamos porque van con uniforme de camuflaje pero otras veces, sí que los veíamos y también los intuíamos.
Según nos contó el guía, los Tayrona son originarios de Asia y los lugares como La Ciudad Perdida eran construcciones que realizaban en lugares estratégicos en donde poder celebrar sus ceremonias. Al parecer, a los Tayrona de Santa Marta les pareció este lugar idóneo para alojar a los líderes y Sacerdotes. La Ciudad Perdida fue construida en el año 700 d.c.. Dicen que se terminó de construir en el 800. Solamente están descubiertas 162 terrazas en 4 Km2 pero al parecer, es mucho más lo que queda por descubrir.
Los descendientes de los Tayrona que viven actualmente en estas tierras son los Kogi.
El resto de la historia que nos contó el guía, prefiero verificarla antes de transcribirla.
Regresamos hasta el tercer campamento, uno menos que el día anterior por esto, el trayecto resultó ameno. Tuve tiempo de entablar pequeñas conversaciones con los nativos que tenían sus chozas al lado del campamento. Al parecer los hombres de estas chozas, ayudan como porteadores de las agencias que organizan las rutas. Pues bien, me acerqué a una de las chozas y descubrí que las mujeres y los niños, no hablan castellano. Me percaté de que los niños tenían los ojos con supuración abundante así que fui a buscar el botiquín y les realicé lavados con suero fisiológico y administré gotas. Lo mismo hice a la mañana siguiente. Uno de los hombres Kogi hizo de traductor aunque realmente, hablan muy poco. Les expliqué como tenían que hacer con el material que les dejé.
11 AGOSTO 2010: 5º DÍA
Es el último día de la ruta de 5 días. Por mi parte hubiese preferido estar un día más ya que este último día prometía terrorífico. El guía me ofreció la posibilidad de hacer la última parte del trayecto, en mula. Accedí sin duda ya que además del cansancio, mis pies estaban llagados por estar caminando los días anteriores con los pies mojados dentro de las botas. Salimos a las 6 de la mañana, descansamos dos veces durante el regreso para reponer fuerzas. Las personas que iban caminando, pararon una vez más para darse un baño en el río y refrescarse. El calor es insoportable. Llegamos sobre las 3 de la tarde a Machete Pelao. Comemos y regresamos en el carro a Santa Marta no sin antes sufrir contratiempos en el trayecto debido a la cantidad de barro que hacía imposible que el jeep pudiese avanzar para lo cual nos bajamos, caminamos, volvemos a subir….
Los semblantes de todo el grupo son como un poema, creo que todos estamos deseando fervientemente llegar a un hotel, una ducha decente, una cama normal y unos antihistamínicos para las “picadas” de los mosquitos que nos acribillaron a todos.
Nos dejaron en la estación de autobuses, envié a Álex rumbo a Medellín (en Rápido Ochoa) y me fui al hotel. Llegué a las 19horas.
RECOMENDACIONES POR SI VAN A IR:
Además de seguir las instrucciones de la agencia con la que vayan, tener en cuenta que todo el tiempo se camina con toda la ropa mojada por lo que es recomendable llevar ropa ligera, manga larga y pantalones hasta el tobillo para evitar picaduras de mosquitos (una muda para cada día) aunque pude comprobar que pican también a través de la ropa. Bolsas de cierre hermético para proteger los objetos de dentro de la mochila y funda de mochila impermeable. Botas ligeras con buen dibujo y transpirables.
Los Kogi que viven en la zona, apenas tienen cosas materiales. Aunque son poco habladores, son amables y agradecen si les das cosas útiles como por ejemplo jabón para lavar, gel de baño, toallas... También se les puede dejar el botiquín el último día de la ruta, cuando ya no lo vamos a necesitar.
12 AGOSTO 2010:
Después de hablar con Álex para verificar que había llegado bien (me dice que llegó en 12 horas y muy bien con Rápido Ochoa).
Después de tanto esfuerzo y debido a estar todos los días pasados con la ropa y calzado mojados, mi garganta comienza a sufrir. Me tomo un coktail de medicación para subsistir y tras un buen desayuno me dedico a recorrer la Ciudad. Santa Marta es una ciudad con mucha historia. Aquí vivió sus últimos años y murió Simón Bolívar, en la Quinta de San Pedro Alejandrino. La catedral y sus alrededores están llenos de encanto. Me gustó caminar por sus calles y fotografiar las casas tan bonitas y las calles llenas de gente. También me gustó la cantidad de vendedores ambulantes por las calles principales, sobre todo los puestos de fruta. Me sentí muy a gusto. Tanto que decidí quedarme un par de días más.
Por la tarde intento enviar unas postales pero descubro que cuesta unos cincuenta dólares cada una…. Mejor las entrego en mano. Comienza a llover y aprovecho para ir a la peluquería sobre todo para “hacerme los pies”. El fuerte aire acondicionado de la peluquería acabó por enfermarme del todo.
13 AGOSTO 2010:
Visito la Catedral. Parece ser que en ella reposan los restos del fundador de la ciudad (Bastidas). Recorro el Camellón (paseo de la playa) muy bien cuidado y con un montón de estatuas en homenaje los Tayrona.
Por la tarde me dirijo a la estación de autobuses para ir a Cartagena ya que no se me cura la garganta y en Santa Marta no me apetece ir a un médico. En este momento me doy cuenta de que el billete del bus también se debe negociar en la ventanilla ya que todos los individuos que te abordan al llegar a la estación ofreciéndote tiquetes para todos los destinos posibles, tienen un negocio montado. En esta ocasión, por desconocimiento, entré en su juego y me vi dentro de un bus (La Costeña) que era un poco “cutre”. A pesar de que hicieron negocio conmigo, nadie se ofreció a ayudarme con las mochilas. Pensé que 4 horas pasarían rápido. El paisaje entre Barranquilla y Cartagena era deprimente, todo el recorrido era una ciénaga llena de viviendas ruinosas. A unos 20 minutos antes de llegar a Cartagena, en Bayunca, se paró el bus, pensé que era un accidente pues se veía fuego a lo lejos, en la carretera. Después de media hora, me encontré sola dentro del bus, toda la gente incluido el chófer y ayudante, se bajaron. Al rato, después de percatarme que estaba acompañada de un montón de cucarachitas que campaban a sus anchas por los asientos, decidí bajar yo también. Comentan que se trata de una revuelta de los vecinos. Después de una hora de incertidumbre, oigo petardos y pienso que lo que ocurre es que están de fiesta. Cambié de opinión al ver a dos policías disparando mientras perseguían a los jóvenes que estaban llevando ruedas grandes y otros objetos a la hoguera. Entendí porqué estaba yo sola en medio de los camiones y autobuses que comenzaron a maniobrar para dar la vuelta y escapar de allí. Corrí a esconderme en un restaurante de carretera que estaba allí mismo. Después de más de dos horas, conseguí que la dueña del restaurante me diera un habitación. Lo hizo porque seguían los disparos y las persecuciones. Habitación nº 13. Ni que decir tiene que no era más lujosa que el bus de La Costeña. Una vez que parecía se había calmado la situación, tuve que buscar donde estaba el bus para recoger mis mochilas. Estaba medio Km. Del lugar. Ni el chófer ni el ayudante se ofrecieron a llevarme una mochila ni a decirme si pensaban seguir…. Cuando me instalé en la nº 13, eran las 10 de la noche y seguía la carretera cortada.
14 AGOSTO 2010:
Me levanto a las 5 para abandonar lo antes posible el “hotel”. Al solicitar un taxi, me dicen que si quiero ir a Cartagena puedo tomar el “colectivo” en la estación de gasolina. Allá voy, menos mal que está cerca. Efectivamente, tomo el colectivo que en las siguientes paradas se llenó tanto que no cabía ni un alfiler. Y yo con dos mochilas…Me dejó en la estación de autobuses de Cartagena en donde me abordaron los señores que te ofrecen llevarte a todos los sitios. Como ya conocía el truco, no me dejé embaucar así que tomé un taxi tras preguntar en información por el mejor hospital privado de Cartagena. Me enviaron a la clínica de la Hermana Bernardina. Insistí que quería la mejor clínica. Todo el mundo al que pregunté me dijo que esa era la mejor ¡! Cuando legué, tenía mis dudas, no era lo que me esperaba. Menos mal que no aceptaban mis seguros de viaje porque no me inspiraba buen augurio. Tomé otro taxi y esta vez solicité me llevara al mejor hospital para turistas. Me llevaron al hospital de Bocagrande, esto es ya otra cosa aunque no me sirvió de nada pues tampoco aceptaron mis seguros de viaje. Tomo un nuevo taxi y busco hotel, después de dos o tres decido quedarme en el Hotel Toledo pues tiene buen aspecto. Negocio el precio, me cobra por adelantado y al llegar a la habitación, vaya chasco. Solo voy a decir que, entre otras cosas, tenían la temperatura del aire a unos 12 grados Celsius. Me costó todo el día para que taparan la entrada del aire pues solo se podía graduar de forma central. Con un periódico y esparadrapo, improvisé un “apósito” y lo tapé yo misma. Aún así, necesité cuatro mantas por la noche para no congelarme.
Decidí que a pesar de estar enferma, se estaba mejor en la calle así que me volví a tomar unas cuantas pastillas y salí a conocer Cartagena. Alquilé un coche con caballo y debo decir que fue una gran idea pues el cochero, muy amable, me llevó por la zona amurallada que no tiene nada que ver con Bocagrande. Es infinitamente más bonita y con un ambiente mucho más agradable y pintoresco. No recuerdo muy bien por donde pasé. Ver las fotos.
Por la noche pido que me llenen el termo con agua caliente y cuando veo la cocina, casi vomito. Nunca he visto tanta suciedad. El agua del termo sabía a otra cosa… en fin, me levanté a las 5 de la mañana y salí escopeteada de allí.
15 AGOSTO 2010:
El taxista que me lleva a la estación de autobuses me ofrece dejarme en las afueras de la misma porque puedo conseguir un taxi (puerta a puerta) mucho más barato. Como no me fío, le pregunto donde están esos taxis y cuando los veo, comprendo. Son taxis microbús, es decir, que funcionan más como bus que como taxi así que esta vez no pico.
En la estación de autobuses negocio el precio a Magangué en ventanilla, con la compañía Rápido Ochoa. Llego a Magangué a las 11,30. Allí también me acosan para llevarme en moto hasta el ferri. Me cabreo con un chico porque quería propina por llevarme la mochila unos cinco metro, mochila que me arrancó literalmente de las manos. Menos mal que le hizo gracia cuando le dije “no me vaciles” porque no estaba en situación de ponerme chulita pues era a única mujer entre un montón de chavales “buscándose la vida”. Monté con mis mochilas en una moto. El recorrido hasta el ferri es corto, unos 3-4 Km. calculo pero por una carretera sin asfaltar así que en un primer momento, me asusté pero luego el chico, se portó así que le di el doble de lo pactado por el trayecto.
El ferri estaba en reparación así que tenía dos opciones, esperar que llegara una moto y regresar a Magangué o esperar que se juntaran doce coches que es lo mínimo que exige otro ferri privado (atracad allí) para ir a la otra orilla. Bueno, lo de ferri es un decir, es una balsa grande de hierro que flota.
Comí en el chiringuito, esperé, esperé y a las dos horas aproximadamente, atracó una chalupa para cargar dos motos y aproveché para subir yo también, sin importarme lo que costase pues el calor y la humedad en ese sitio era insoportable.
El río Magdalena es impresionante, el más grande que he visto nunca.
Una vez en la otra orilla, quedan todavía unos 40 Km. Para llegar a Mompox. Tomo un taxi y descubro que no saldrá hasta que no tenga los cuatro pasajeros. Es la única forma de ir. Tarda en llenarse unos 20 minutos, el maletero hasta los topes, la puerta no cierra y las cajas sujetas con cuerdas. Tardamos una hora, ni que decir tiene el taxi no disponía de aire acondicionado. La carretera estaba el 50% del recorrido con asfalto, en el resto, debíamos cerrar las ventanillas para no comer polvo.
Al llegar a Mompox, tuve buenas vibraciones. Creo que la mala suerte se acaba. Decido alojarme en “La Casa Amarilla”. Gran acierto pues es una casa hotel muy bien decorada, limpia, acogedora y la dueña, encantadora, se llama también Carmen.
16 AGOSTO 2010:
En la casa amarilla comparto habitación o dos chicas alemanas y solo pago 10 USD por día. En un extremo del precioso patio de la casa amarilla tenemos una cocina para los inquilinos y una gran mesa de madera donde poder compartir (cuando menos, experiencias), sin embargo, todos los “guiris” con los que coincidí eran más sosos que la programación matinal de TVE…
Mompox, no sé como describirlo. Todo o que había leído sobre esta ciudad, se queda corto. Me pareció como estar viviendo en otro país, otro planeta… No solo las casas, las iglesias, las calles… sino también las gentes son como de otra época. Si “cualquier tiempo pasado” es como que se respira en Mompox, estoy de acuerdo en que “fue mejor”.
El centro de Mompox se puede recorrer en media hora. Ahora bien, puedes tardar todo el tiempo del mundo si decides conocer cada iglesia, museo, hoteles, etc., y supongo que si además decides conocer su historia, casi mejor quedarse a vivir allí. Para conocer sobre el estilo arquitectónico y otros datos culturales, consultar en la red pues existe montón de información. Yo añado a lo que he podido leer, que la gente es una “pasada”, te saludan y te hablan como si fueses un vecino más. Se paran cuando te cruzas con ellos para dejarte pasar, cuidan sus calles y edificios (al parecer con pocos recursos), manteniéndolos limpios y en buen estado. En fin, es otra Colombia más.
17 AGOSTO 2010
Estaba desayunado cuando oigo unos rugidos espantosos. Me asomo a la calle y justo en el árbol al pie de la casa Amarilla veo una o dos familias de Monos Aulladores. Les llamo ofreciéndoles un plátano y uno de ellos baja hasta alcanzarlo. Fue genial.
Es el día de mi partida así que recorro de nuevo las calles del centro de Mompox, realizo las compras de joyas que tenía previstas (filigranas preciosas) y me preparo para regresar al ferri. En la plaza de donde salen los taxis para el mismo, debo esperar a que lleguen 3 pasajeros más para llenar el cupo del taxi y poder partir. Una vez llegamos a la orilla del río, está partiendo una barcaza y me subo. El cobrador del pasaje a los coches me echa la bronca porque no debí de subirme ya que es un transporte privado y solo pueden subir pasajeros con auto. Como ya había zarpado, no me pudo echar y realicé el trayecto de pie en una esquina ya que iba “a rebosar”. Entablé conversación con un chico encantador que me explicó mil cosas del río Magdalena y me mostró todos y cada uno de los animales que divisábamos durante el recorrido que si por mi fuese, me pasarían desapercibidos. Al llegar a la otra orilla me ayudó con las mochilas. Más tarde, después de comer, mientras paseaba por las calles de Magangué (con cierto cuidado), lo volví a encontrar y nos saludamos como si fuésemos amigos de toda la vida. Esto es lo bonito de viajar solo…
El bus de Rápido Ochoa que me devolvería a Medellín es estupendo, nuevo, limpio, con un chófer muy educado y cuidadoso. Nada que ver con el de la Brasilia.
Por cierto: Cada vez me voy sintiendo mejor de la “gripa/bronquitis” o lo que sea.
18 AGOSTO 2010
El bus me deja en Girardota a las 4:15 horas de la madrugada. El chófer me dice que debo caminar hacia “abajo”. Justo era la dirección contraria a la que debía de dirigirme así que me encontré caminando sola, con dos mochilas y lloviendo, por una zona industrial, plagada de camiones y sin nadie por las calles ni casas, ni teléfonos, ni nada de nada. Caminé cerca de un Km. Y por fin encontré una estación de gasolina y pude preguntar. Llamé un taxi que me llevó a casa de los tíos de Álex. Estaba justo al lado de donde me había dejado el bus.
Después de intentar dormir un rato, nos vamos para el aeropuerto de Medellín (Álex y yo) con rumbo a QUITO. La lluvia de la madrugada hizo que mi estado de salud empeorase.
Después de plastificar las mochilas en el aeropuerto, en facturación a mi amiga no la dejaban viajar sin un papel con su apostilla (algo así como un certificado de penales). En fin. Yo tenía ganas de llegar a Quito así que pecando de gran “insolidaridad”, dejé a Álex en Colombia y tomé el avión. En el aeropuerto de Medellín, una vez pasado el control policial (donde revisan absolutamente todo), no tienes apenas servicios para pasar el tiempo.
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