Viajero desde
11/17/2009
Nick: ARDILLA |
Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.
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Escribe el relato: Ardilla
Irati, con una extensión de casi 18.000 hectáreas está situada en los altos valles pirenaicos de Aezkoa y Salazar. Buena parte de su superficie está cubierta por un denso bosque, uno de los mayores de Europa, que justifica el nombre de Selva de Irati.
Se trata de una cuenca cerrada por montañas, Ori (2.021 m), Ortzanzurieta (1.565 m.), Abodi (1.537 m.), Urkulu (1.424 m.), Okabe (1.456 m.), etc., a un lado y otro de la frontera. Su relieve topográfico es muy complejo con innumerables barrancos y regatas que dan lugar al río Irati, nacido en el corazón de la Selva por confluencia de las regatas Urtxuria y Urbeltza y represado en el conocido embalse de Irabia.
El bosque de Irati es un gran hayedo, mezclado con abetos blancos en la parte oriental. Pese a su aparente quietud, en este lugar bulle la vida de sus silenciosos y esquivos habitantes.
A continuación os relatamos nuestra estancia en la Selva.
Pertrechados con nuestras mochilas y los bastones de montaña, partimos en coche desde Ochagavía muy temprano hacia la Selva de Irati, a unos 24 kilómetros. La carretera discurre por un paraje espectacular, que nos hará parar más de una vez para sacar alguna foto. A los 15 kilómetros llegamos al Alto de Tapla, desde donde sale una senda SL-NA 68, que nos lleva por la cresta de la Sierra de Abodi y nos permite contemplar varios dólmenes y también muy cerca del Paso de la Alforjas un menhir denominado Arrizabala.
Hacemos unas fotos desde el mirador de Tapla y continuamos, en descenso, hacia las Casas de Irati, inicio de nuestra excursión.
En el punto de información del aparcamiento compramos el mapa de la zona y nos preparamos para comenzar la marcha.
Elegimos para nuestra excursión el sendero SL-NA 69, que es el Camino Viejo al embalse de Koixta y volveremos en un recorrido circular por el Camino Viejo a Casas de Irati SL-NA 60A.
Así que comenzamos nuestro camino, es otoño y hace un día esplendido, cruzamos el puente y volvemos uno 300 metros por la carretera hasta localizar la señal de nuestro sendero.
Una vez allí vamos ascendiendo lentamente por el bosque en un ambiente fabuloso, la explosión de colores de los árboles y la multitud de setas que encontramos al borde de la senda, hace que nos paremos constantemente.
La senda se va empinando y cada vez se hace más estrecha y aérea. Esta senda es poco indicada para niños y personas con poca destreza en la montaña, hay incluso pasos que para ayudarnos a cruzarlos han colocado cadenas, (pero bueno despacio y con cuidado no hay problema).
Seguimos nuestra ruta y vamos disfrutando, ascendiendo y descendiendo, por las faldas de la Sierra de Abodi.
A nuestra izquierda muy abajo discurre el río Urtxuria, que nos acompaña buena parte del camino. Será mejor no errar nuestro paso si no queremos bañarnos en él.
Cruzamos un barranco y salimos a una zona más abierta y llana, que por un corredor en fuertes repechos nos hace alcanzar la pista forestal, que en un kilometro nos llevará al embalse de Koixta.
Al llegar al embalse, paraje idílico, nos detenemos al sol a comer algo y tomarnos un descanso, la paz es total.
Hemos recorrido unos seis kilómetros con un desnivel de unos 300 metros, y ahora nos queda otros tantos para volver con un desnivel de 200 metros.
Dejamos el embalse, (cruzando el puente hay que ir hacia la izquierda), y cogemos la SL-NA 60 A, que lentamente por un paraje más abierto nos llevará acompañando al río de vuelta a “Casas”.
Por un bosque espectacular llegamos al Mirador de Akerreria, que no hay que perderse, este mirador es una atalaya que hay sobre un cortado que nos hará disfrutar de las vistas de la Sierra de Abodi, por la que habíamos ido anteriormente.
Después de un vertiginoso descenso (mejor llevar dos bastones de montaña), la senda llega a la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves coincidiendo en el último tramo, con el Paseo de los Sentidos, éste es un recorrido corto pero muy atractivo, donde diversos rótulos nos informan de las principales especies arbóreas y arbustivas que se encuentran en la ruta. Este último tramo es muy aventurero, vadeos de río, sendas estrechas y fuertes descensos.
Dejamos la ermita a nuestra derecha y bajamos rápidamente al aparcamiento desde donde partimos al iniciar nuestra excursión.
La Selva de Irati, a pesar de sus notables fama y leyenda, es un territorio poco conocido, la espesura de su bosque, poblado por innumerables criaturas y el intrincado relieve, desanimaran a más de un senderista desconocedor de sus rincones y secretos. No seas uno de ellos y ve a conocerla, no te arrepentirás.
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