Si hablamos de una de las particularidades que tiene El Bolsón, en la Provincia de Río Negro, quizás una de la más importantes para quien está de vacaciones o tan sólo de paso por la zona sea que todo queda “cerca”; es decir, el pueblo mismo está cerca de los cerros, como el Piltriquitrón, y de los ríos, como el Azul, dando lugar a infinidad de travesías naturales en medio de los bosques y montañas. Pero además, queda “cerca” de Lago Puelo, de Bariloche y de Esquel, otras localidades que son imperdibles para todo aquél que recorra el sur argentino.

Lo cierto es que nuestra estadía en El Bolsón no pudo haber sido mejor: habíamos visto fotografías en su portal de Internet pero, sin dudas, ver en vivo y en directo a Cabaña Las Aljabas, el lugar donde nos hospedamos, fue maravilloso. Construida a los pies del monumental Cerro Piltriquitrón, que en lengua mapuche significa “colgado de las nubes” porque así es su aspecto los días nublados o de lluvia, tal como pudimos comprobar más tarde, el lugar está rodeado de un paisaje boscoso de montaña que fascina desde la primera mirada.

Aunque en éste viaje sólo fuimos tres personas, la Cabaña, que toma su nombre de la planta homónima, típica del sur de la Argentina, está preparada para recibir a cinco huéspedes con comodidad. Está equipada con todos los electrodomésticos necesarios para que uno se sienta verdaderamente “como en casa”, tales como microondas, un LCD de 32 pulgadas, Direct TV, DVD, secador de pelo para las mujeres y hasta un hidromasaje para relajarse luego de un día de travesías por las montañas, por ejemplo. Y, considerando que fuimos en plena temporada invernal, la loza radiante funciona de maravillas a la hora de calefaccionar el ambiente que, afuera, ronda temperaturas bajo cero según los días.

Y una vez instalados en Las Aljabas, una de las travesías que decidimos realizar fue la del Cajón del Azul, un cañadón de 1 metro de ancho por 40 de profundidad, debajo del cual corre el río del mismo nombre, que hace honores, con sus aguas de imponente color, a su denominación. Hasta allí llegamos atravesando el Río Quemquemtreu por el puente de la calle Azcuénaga, y luego siguiendo la señalización durante el camino de ripio.

El paisaje es lindo desde donde se lo mire; nosotros llegamos hasta un lugar que se conoce como la Loma de Medio, desde donde pudimos sacra fotografías y apreciar en su esplendor todo el valle del Azul, sus chacras, sus bosques, seguir su curso hasta desembocar en el Lago Puelo, ver el Cerro Tres Picos y parte de la Cordillera de los Andes en primera persona.

Otro paraje muy lindo desde donde pudimos ver el valle del Río Azul y los cerros, es Cabeza del Indio, un lugar al que se llega de dos maneras: caminando, a través de un sendero ascendente que atraviesa un tramo por cornisa, o atravesando el bosque, siguiendo los carteles señalizadores de la flora nativa. Ambos demoran 10 minutos aproximadamente.

Según nos explicó la gente del lugar, el lugar se llama Cabeza del Indio porque el paredón natural de 20 metros de altura, producto de la erosión del granito y de la laja que lo compone, que se encuentra por debajo del mirador, parece el perfil de un indígena.

Ese día, nuestro recorrido finalizó en el área de recreo y camping del Río Azul, desde donde se puede tomar contacto más de cerca con el agua y la naturaleza que circunda a todo el valle.  

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