Viajero desde
6/20/2009
Nick: AIKEN |
Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.
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Escribe el relato: Mario Aiken Seguel
Caminando por Cuba
Durante meses estuve planificando el viaje a la isla de Cuba, primero a través de internautas que publican sus experiencias y direcciones de hospedajes, horarios de trenes y posibles formas de viaje por la isla. Luego hechos los contactos, llego a
Por otro lado cada lugar visitado podrán observarlo en la galería de fotos. La playa de Guadalavaca, es una de la mas hermosa que haya visitado, y la ciudad de Olguín, conserva todas las características de
El Cartel
Llegó el día. Esa mañana me levante temprano, ya Dora había planchado cuidadosamente la remera roja diciéndome;
- Esta te la pones mañana.
Rafael preparaba mientras tanto el desayuno habitual, tortillas, jugos y café.
Sobre la mesa coloco también varias frutas frescas tropicales.
El día anterior, Roger un paisajista de la isla, estuvo pintando el cartel que luego conocería toda Cuba. En la carpintería a la cual nos enviaron del Sindicato de
Terminado el desayuno, cargué mi mochila, no podía dejarla en esta. Quince días llevaba acompañándome en mi periplo por isla, desde Moa y Guantánamo hacia Holguín y las playas de Guadalavaca.
A las 8 AM salimos a la calle, angosta y empedrada. Rafael con su banderita de papel. La señora mayor de la casa de enfrente también así lo hizo, a medida que caminábamos bajo los aleros de tejas coloniales, familias enteras se encaminaban al lugar pactado, chicos corriendo, gente de diversas edades, coincidían en la misma dirección, calladamente, casi somnolientos.
Caminaba la gente como si todas las calles obligaban una misma dirección peatonal, todos con su banderita de papel.
A ningún desprevenido turista le hubiera hecho falta preguntar donde era la reunión, no se hubiera perdido nunca.
Yo portaba mi cartel con cierto pudor, bocabajo.
Bárbara, la mulata de físico esbelto, bailarina del teatro lírico Prats, la noche anterior me preguntó:
Vas a ir mañana al desfile del 1ro de Mayo?
Si!-le contesté- no me lo perdería por nada…!
¡Allá nos encontramos, estaré con la columna del arte!
Las angostas calles se iban llenando y finalmente desembocamos a
Detrás de enormes tractores, los cañeros. Los camiones esta vez transportaban orquestas típicas o gente bailando, Los mineros con casco
Y los del arte bailando coreográficamente.
Pasó un campesino mayor, humildemente trajeado, le pesaban las medallas. Orgulloso, la frente alta.
Al costado de la calle, padres con chicos en los brazo o sobre los hombros, oficiaban de espectadores
Y comenzó la marcha. Delante nuestro la brigada de “Bici- taxis” (bicicletas que al costado tiene adosado un asiento de pasajeros sobre una tercera rueda). Hoy llevaban a la novia o esposa debajo de la colorida sombrilla.
Las orquestan marcaban diversos ritmos a sus seguidores.
Me sacudió eléctricamente tanta energía… y levanté mi cartel.
¡! ARGENTINA PRESENTE ¡!
¡! NO AL BLOQUEO ¡¡
El señor de al lado, extendió su mano y estrechamos distancias. Otros a lo lejos saludaban y celebraban el cartel. Una señora se acercó y me dio un beso, calladamente.
Nadie cuestionó que hacia allí, desfilaba el que quería, sin planillas de asistencia, sin policías. Era para ellos una verdadera fiesta. Se te pueden aflojar las piernas
Pasamos frente al palco de autoridades y veteranos. La gente al costado participaba y saludaba calurosamente. Recorrimos el tramo final de la plaza, para ir desformando las columnas, dispersándonos por el parque.
Una señorita micrófono en mano, me llama aparte y pregunta:
¿Participó del desfile… que le pareció?
El camarógrafo tenía enfocada su lente fija en mí y el cartel.
Atiné a decir;
“- En primer lugar, agradezco que me hayan permitido participar en esta fiesta, es una experiencia memorable… Yo vi hoy gente espontánea, trabajadores felices… cuando regrese a mi país…”
Algo recorrió mi cuerpo desde las pantorrillas hacia el pecho, sentí un estremecimiento... y las palabras quedaron en la garganta. ¡ Esto de vivir la vida intensamente!
Habían pasado tantas cosa fuertes esos días.
Hice tantos amigos, el viaje esplendido, me acordé de todo y todos.
Me desbordó, sentí la vida.
Mario Seguel
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