Viajero desde
11/14/2008
Nick: SPB |
Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.
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Escribe el relato: SALVADOR DE PEDRO BUENDIA
Confieso que siento debilidad por el cordero, especialmente preparado a la brasa.
La ventaja para una persona residente en Valencia es que, no muy lejos, en cuanto uno se aleja de la costa, se halla multitud de restaurantes y casas rurales que preparan el cordero de forma magnífica.
Toda la montaña más cercana, especialmente las zonas de la plana de Requena-Utiel, la comarca de los Serranos, en la provincia de Valencia, y el Maestrazgo y Els Ports, en Castellón, brindan la posibilidad de degustar el cordero en cualquiera de sus variedades.
Hoy me refiero a una excursión que yo mismo realizo bastantes veces a lo largo del año, y que consiste en desplazarse desde Valencia hasta Losa del Obispo, pequeña población que se halla en las estribaciones de las montañas de Los Serranos, lindando con el Camp del Turia.
El viaje es corto, unos 60 kilómetros, y de ellos, 45 kilómetros discurren por la autovía Valencia-Ademuz, la CV-35, si no recuerdo mal.
Pues bien, conduciendo sosegadamente, tras sobrepasar Lliria (la capitalidad de la comarca del Camp del Turia), en Casinos tiene el viajero la alternativa o de atraversar la población, en la que las especialidades de turrones, peladillas, almendras garrapiñadas y similares son de altísima calidad, como las de Alcoy-Alicante; o de dirigirse directamente a Losa del Obispo.
En Losa hay dos o tres restaurantes de calidad, pero a mí me seduce especialmente Casa Anselmo, que ofrece un buen menú, y especialmente brinda la posibilidad de las chuletas de cordero y embutido (longanizas, morcillas de cebolla y chorizos) a la brasa, que se preparan en un patio interior a la vista de los comensales, quienes se deleitan observando a través de un acristalado mirador.
No faltan tampoco el cordero al horno, o las cortezas fritas de cerdo, o o guisos de interior, siempre regados con un buen vino, del que hay una variedad razonable.
El precio es asequible y el servicio bastante aceptable, de manera que se puede disfrutar comiendo bueno y abundante.
Para la digestión, se puede dar un paseo por el pueblo, o desplazarse a los cercanos Villar del Arzobispo e Higueruelas, o ir hasta Chulilla --una muy cuidada población, tal vez excesivamente "turistizada"-- que ofrece una bellas vistas sobre el río Turia.
Todo ello a poco más de 30 minutos de Valencia.
Estoy seguro que los que prueben este itinerario quedarán satisfechos.
SPB