Viajero desde
19/04/2007
Nick: JB |
Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.
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Escribe el relato: JB
Espot – Refugio José Maria Blanc – Estany Negre de Peguera (Pallars Sobirá)
- Duración de la ascensión: unas 4 horas.
- Desnivel: 1.020 m.
- Distancia: unos 20 km. total
- Material: raquetas de nieve, para el último tramo, ya que queda bastante nieve acumulada.
Esta excursión por el valle del río Peguera tiene el encanto del pueblo montañés de Espot, y las creaciones naturales diseñadas por el agua, la nieve, las rocas y los bosques de pino negro en la cuenca alta del valle.
Salimos desde el puente medieval de Espot (1.320 m.), que se encuentra al final del pueblo, cargados con nuestras mochilas, las raquetas de nieve y nuestros inseparables, en cualquier excursión de alta montaña, bastones (2 por persona). Dejamos a nuestra derecha la carretera que nos lleva a la entrada del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, y seguimos por la carretera que se dirige a la estación de esquí de (Espot Esquí), cuando pasamos el desvío del torreón medieval, el puente de Feners y la entrada a un camping muy cuidado, con casitas de madera, tomamos el camino señalizado con las marcas rojas y blancas del GR-11.20.
La senda de herradura asciende por una sucesión de prados abiertos en los claros del bosque y llega al puente del Salvador, donde atraviesa el río Peguera y deja a la izquierda una pista que cambia de dirección y se dirige a la estación de esquí. La senda es preciosa, y poco a poco vamos ascendiendo hasta nuestro primer objetivo, el embalse de Lladres. La nieve aún no aparece y estamos disfrutando mucho de la marcha. Antes de llegar a la borda de Boïgots, el camino salva un duro repecho hasta el Planell de la Trapa (2.030 m.), donde conecta (a nuestra derecha) con la pista forestal que proviene del aparcamiento del Prat de Pierró, que esta a la entrada del parque. Si a la vuelta hiciera mal tiempo, o lloviera mucho, es aconsejable cogerla para bajar más seguros.
Hemos llegado ya al embalse de Lladres, y hacemos un alto para reponer fuerzas, bebiendo y comiendo un poco. Después de nuestro pequeño descanso, reemprendemos la marcha y vemos ya las primeras marcas de nieve por las cunetas del pedregoso, duro e incomodo carril que nos llevara al refugio JM. Blanc. Despacio pero sin pausa, vamos subiendo hacia una torre eléctrica que parece que marca el final de la tortuosa ascensión. Estamos llegando casi al final pero la nieve y el hielo ya empiezan a incomodar, así que al llegar a la torre decidimos ponernos las raquetas y proseguir la marcha más seguros (2.300 m.). Al poco nos situamos ante la presa artificial del Estany Tort, y por una senda muy bien definida llegamos al refugio JM. Blanc (2.330 m.).
El refugio es precioso, sirven comidas y muy buen café (la gente que lo lleva, es muy amable y simpática), es impresionante donde está enclavado el refugio, en una pequeña península hacia la mitad del Estany Tort, por cierto, casi todo helado. Después de descansar en una de sus mesas exteriores y reponer fuerzas (montón de fotos) nos dirigimos al Estany Negre (2.340 m.) el más grande y profundo de todos los lagos del Parque con unos 70 m. de profundidad. Nos quedamos atónitos ante tal espectáculo, el lago esta situado en un anfiteatro, que por las nubes que habían en ese momento y los rayos de sol que querían colarse entre ellas para alumbrar la nieve y los bloques de hielo en que se había convertido el agua del lago, parecía que nos habíamos trasladado a otro mundo. Sencillamente espectacular.
Después de ver las maravillas de este entorno natural y disfrutando con nuestras raquetas, comenzamos el descenso hacia el pueblo de Espot sin ningún contratiempo, y sintiendo como siempre lo que nos motiva para hacer esta actividad, nuestra pasión por las montañas.
Al llegar al pueblo, bastante cansados por cierto, nos fuimos a la terraza del bar Juquim y nos hicimos dos cervezotas, premio más que merecido a nuestra bonita y exigente excursión.
( Posdata ) Alguna de las fotos que hemos puesto son de un anterior viaje en verano, ya que la cantidad de nieve era tal que no se apreciaban los lagos.
J.B.
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