El Monasterio, que no es uno sino dos, alberga tras sus piedras buena parte de la historia de Aragón, es panteón de reyes y uno de los monumentos más bellos e inverosímiles que el hombre haya levantado.

Para visitarlo, habrá que llegar con el coche hasta el Monasterio nuevo, pasando por la puerta del cenobio medieval para aparcar en la pradera en las áreas destinadas al efecto.

Antes de conocer el Monasterio nuevo, es aconsejable transitar por el corto paseo que, en una media hora de recorrido nos acerca andando hasta el Monasterio viejo.

El camino desciende entre un precioso bosque, en un recorrido fácil y entretenido, apto para todo tipo de personas. Llegados al viejo cenobio, sorprende su ubicación, aprovechando el abrigo de una pared rocosa, que protege los edificios de fríos y vientos.

El cenobio data del siglo X y sobre él existe una leyenda que justifica su fundación en un milagroso suceso que mezcla cazadores y eremitas, aunque la verdadera fundación del monasterio se pierde en la historia. Los datos históricos hablan de un primer cenobio fundado bajo el nombre de San Juan Bautista en el siglo X, refundado posteriormente en el Xl bajo el nombre de San Juan de la Peña.

El Monasterio alcanzó gran preponderancia histórica, y entre sus riquezas monumentales destaca el magnífico claustro románico levantado al abrigo de la pared rocosa, la Iglesia prerrománica, las pinturas del siglo Xll dedicadas a San  Cosme y San Damián, el Panteón de Nobles, la Iglesia superior, consagrada en 1.094, la Capilla gótica de San Victorián y el Panteón Real, de estilo neoclásico, erigido en el último tercio del siglo XVlll.

Tras la visita al Monasterio viejo, desandamos el recorrido y ascendemos con calma hasta la pradera, donde nos espera el Monasterio nuevo, levantado en el llano de San Indalecio, tras el incendio de 1.675 que asoló el viejo cenobio.

Desde entonces se comenzó a edificar el nuevo centro monástico, cuyas obras se prolongaron hasta los primeros años del siglo XlX. Tras el abandono motivado por la desamortización de Mendizábal (1.835), cayó en estado de ruina, hasta que recientemente ha sido recuperado por el Gobierno de Aragón, ubicando dentro de sus dependencias una hospedería y dos centros de interpretación: el Centro de Interpretación del Reino de Aragón y el Centro de Interpretación de San Juan de la Peña.

El Centro de Interpretación del Reino de Aragón, es un moderno espacio interactivo integrado en la Iglesia barroca del Monasterio nuevo. A través de grandes pantallas móviles adaptadas a la arquitectura del centro, un espectacular audiovisual nos narra las claves del origen del Reino y la Corona de Aragón. 

La narración, nos adentra en la historia y las raíces de Aragón desde sus orígenes y relata como San Juan de la Peña, fue un emplazamiento clave para el destino de esta tierra.

El Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña, está asentado sobre las ruinas del Monasterio nuevo, un sorprendente espacio del siglo XXl ,que nos muestra los diferentes aspectos del conjunto de San Juan de la Peña, desde sus orígenes hasta su abandono.

En su interior, una original estructura hace que el visitante, caminando por un suelo de cristal, pueda ver bajo sus pies las diferentes dependencias de lo que fue en su día el Monasterio.

Magnífico lugar, que hay que visitar, para conocer de primera mano la historia de Aragón.

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