Para quienes tenían en mente descansar sobre la arena de paradisíacas playas, tal vez quepa recordarles que las tienen más cerca de lo que creen. El Mar Cantábrico ofrece inigualables costas de aguas transparentes y arena blanca, un lujo al alcance de todos.

LANGRE, SOLITARIA BELLEZA EN CANTABRIA   
Langre, situada en el municipio cántabro de Ribamontán al Mar, es una de playas más desconocidas del litoral y, sin embargo, una de las más bellas y solitarias.

La playa de Langre, con forma de dorada media luna y apenas un kilómetro de longitud, se rodea de naturaleza para formar un paradisíaco entorno con verdes praderas. Todo esto gracias a que el Arenal de Langre se ha librado de la fiebre del ladrillo, con lo que no hay edificios a la vista, que puedan entorpecer el bucólico paisaje.

Cercada por un abrupto acantilado, resulta una playa muy resguardada ante vientos incómodos. Las aguas cristalinas y la finísima arena blanca harán desaparecer todo deseo de estar en el Caribe, aunque tal vez se eche un tanto en falta zonas más tropicales al adentrarse en el agua. Cabe recordar, que el bravío Cantábrico no cede apenas grados en su temperatura ante el riguroso calor estival, por lo que el chapuzón resultará siempre refrescante.

Para quienes opten por darse un homenaje completo y aparquen para ello la fiambrera en casa, las localidades Somo, Laredo y Galizano, están muy cerca. En sus restaurantes podrá disfrutar de las delicias del mismo mar, donde se ha zambullido horas antes, amén de la rica y variada gastronomía cántabra, toda una delicia.

A SONABIA, CON EL PERRO Y SIN BAÑADOR    
En la localidad cántabra de Liendo, rodeada de gloriosas colinas y al abrigo de “La Ballena”, un gran promontorio calizo, se encuentra Sonabia, una playa para quienes han declarado la guerra al bañador.

Pionera en la práctica del nudismo, esta playa escondida es ideal para los amantes del bronceado integral que no quieran renunciar a su intimidad.

A pesar de ser eminentemente nudista, también acoge a bañistas más pudorosos, de hecho es tal el ambiente de libertad que en ella se respira que hasta los perros son bienvenidos.

El mejor amigo del hombre, encuentra en esta playa uno de los pocos santuarios donde se permite su presencia, eso sí, respetando siempre las normas básicas de convivencia. 
 
PLAYA DE ROSTRO, EN EL FIN DEL MUNDO  
La Playa gallega de Rostro, en Fisterra, escenifica toda la bravura del Atlántico. El estruendo de las olas rompiendo en su costa, aviva las leyendas de naufragios y monstruos de leyenda en el fin del mundo.

Esta playa, de inusitada belleza, de aguas claras y con forma de media luna, está cerca del Cabo de Finisterre. Ambas visitas son una excelente opción para escaparse del mundo conocido.
 
OTRAS PLAYAS GALLEGAS  
Galicia cuenta con multitud de pequeñas, salvajes  y prácticamente desconocidas calas. En As Catedrais (Mariña lucense) el bañista puede disfrutar tanto de sus procelosas aguas, como de la belleza de las cuevas y rocas, excavadas durante milenios por el mar.

La Playa de Doniños, es una de las más bonitas del norte de España. Enclavada en Ferrol, provincia de A Coruña, es un enorme arenal, de fina y blanca arena, de agua transparente y rodeada de perfectas dunas ya en el Atlántico.

Su espléndido oleaje hará también las delicias de los surfistas. A unos cinco minutos de Doñinos se encuentra las Playas San Jorge, y a otros cinco minutos dos más, Esmelle y Cobas, todas del mismo estilo.

ZARAUTZ, PARAISO "MADE IN" GIPUZKOA  
Zarautz es una de las playas más concurridas de Gipuzkoa, uno de los pocos casos, en los que merece la pena apretarse un tanto al vecino para disfrutar de una jornada playera.

Vascos de todos los rincones, navarros y turistas procedentes de todas partes, se dan cita en este enorme arenal. En la Playa de Zarautz se concilian todas las actividades propias del entorno y la época: deportes acuáticos y de arena, paseos que pueden llegar hasta a la hora y media, si se opta por recorrer la distancia entre las dunas y la roca Moiarri, el famoso “vuelta y vuelta” en la arena y los refrescantes chapuzones.

 

ASTURIAS, UNA COSTA PRIVILEGIADA    
En Asturias resulta especialmente complicado decantarse por un arenal u otro. Los hay para todos los gustos y necesidades.

La Playa de Xibares, a pocos kilómetros de Gijón, en el Concejo de Carreño Candas, es un bello capricho de la naturaleza, que ha enlazado montaña y mar. La montaña que se adentra en el mar es el Cabo Torres, llamado así por dos Torres consagradas a Júpiter, en lo que había sido la ciudad de Noega.

En Caravia, un pequeño y precioso concejo de la costa oriental de Asturias, se encuentra la Playa de la Espasa, donde se puede disfrutar sin aglomeraciones, de la comodidad de una playa bien equipada en un entorno natural incomparable. 

Rodeada de acantilados está la Playa del Silencio, formando una de las más bellas estampas del litoral asturiano. Su nombre ofrece una idea acertada del arenal. En su estrecha franja de finísima arena blanca se respira quietud, tranquilidad y relax. Todo un bálsamo para el estrés.

Así que, buen viaje y a disfrutar de estas playas.