RUTA DEL CAMINO DE SANTIAGO
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EL CAMINO DE SANTIAGO POR CASTILLA Y LEÓN HASTA GALICIA.
ETAPA I:
De Redecilla del Camino a Villafranca Montes de Oca
Desde Santo Domingo de la Calzada, la última localidad riojana del Camino de Santiago, se llega a Redecilla del Camino, el primer municipio de la ruta jacobea a su paso por Castilla y León. Desde aquí, en la provincia de Burgos, se inaugura lo que será un recorrido de unos 450 kilómetros por el territorio de esta región, hasta que la senda abandone las tierras de la Comunidad por La Laguna de Castilla, en la provincia de León.
Redecilla del Camino, en la provincia de Burgos, marca el incio de la ruta jacobea en Castilla y León. Un municipio desde el que se emprenden los 450 kilómetros del Camino de Santiago que atraviesan tres provincias de la región: Burgos, Palencia y León.
Del conjunto monumental de Redecilla del Camino sobresale su iglesia parroquial, que guarda una de las joyas de la ruta: la pila bautismal románica del siglo XI. La villa conserva una importante calle mayor por la que discurre la senda de los peregrinos y tiene un edificio que hoy sustituye al que fuera hospital de peregrinos, San Lázaro.
En Castildelgado, Alfonso VII fundó un hospital de caminantes. Su actual nombre se debe a su hijo ilustre, Francisco Delgado, obispo de Lugo y Jaén, enterrado en la iglesia parroquial. Las fuentes, constantes en todo el trazado jacobeo, tienen en esta localidad un singular ejemplo en la plaza. Después, el caminante entra en Viloria de Rioja, localidad burgalesa, patria de Santo Domingo de la Calzada, que conserva la pila bautismal donde fue bautizado.
A continuación está Villamayor del Río, un pequeño pueblo situado cerca de un riachuelo, a cinco kilómetros de la localidad de Castildelgado, y que es paso obligado en dirección a Belorado.
El Belfuratus de Aymeric Picaud : Belfuratus es el nombre con el que Aymeric Picaud describe a Belorado refiriéndose, posiblemente, a la relación con las cuevas que horadaban el monte, sobre cuya cima hoy se contemplan las ruinas del castillo.
Es una villa histórica y monumental que conserva la iglesia parroquial de Santa María, del siglo XVI, con un imponente retablo renacentista cuyos motivos aluden a Santiago Matamoros. Merece la pena visitar la iglesia de San Pedro, del siglo XVII y la ermita de Nuestra Señora de Belén, que fue antiguo hospital. La villa mantiene la estructura de una población que en su día ostentó el título de cabecera de partido judicial de enorme importancia. Aún permanecen en pie numerosas iglesias y los restos del castillo en lo alto de un cerro. Aunque, quizá, uno de sus rincones más significativos sea la Plaza Mayor, adornada con soportales y casas blasonadas.
El peregrino continúa camino hasta Tosantos. A su paso por esta localidad se contempla, sobre un pequeño promontorio, la Ermita rupestre de la Virgen de la Peña, perfectamente visible desde la carretera. A continuación, aparece Espinosa del Camino, localidad en la que sobresale la Iglesia parroquial de la Asunción, con una talla de Cristo Crucificado.
Uno de los puntos más singulares: La primera etapa termina en Villafranca Montes de Oca, singular enclave del Camino. Pero antes de llegar, a medio kilómetro aproximadamente, y en la vera del camino, todavía se mantiene en pie el ábside de San Felices, una pequeña capilla, resto de un viejo monasterio mozárabe donde, según cuenta la tradición, fue enterrado el Conde Diego Rodríguez Porcelos, fundador de la ciudad de Burgos.
La Ermita de Valdefuentes, es otro de los templos que se encuentra el peregrino. Próxima a la carretera, se levanta sobre los vestigios de un monasterio y hospital, en cuyas inmediaciones se alza la Fuente del Carnero.
En Villafranca Montes de Oca está la iglesia de Santiago Apóstol, del siglo XVIII y la Ermita de Nuestra Señora de la Oca. Conviene no perderse la romería que se celebra siempre el segundo domingo de agosto. Junto a la Iglesia de Santiago, hay un desvío que conduce al Santuario de San Juan de Ortega.
El hospital de San Antonio Abad conserva, en la puerta, la imponente entrada blasonada. El nombre de la localidad, Villafranca Montes de Oca, guarda relación con el símbolo de la pata de oca, utilizado por los canteros. De ahí, que se relacione a estos montes con los constructores medievales.
Hay quien sostiene que, el popular "juego de la oca", pudiera tener su origen en este entorno por la profusión de puentes y supuestas presencia de anátidas.
ETAPA II:
De Villafranca de Montes de Oca a Burgos
Después de salir de Villafranca Montes de Oca, el peregrino atraviesa una gran extensión arbolada y boscosa, un tramo de gran dureza en las inmediaciones del Puerto de la Pedraja. Se encontrará entonces con la Villa de San Juan de Ortega.
La entrada en San Juan de Ortega se hace a través de los cultivos que rodean el monasterio. La localidad, aunque apartada de las vías de comunicación, tiene una incuestionable importancia como emplazamiento del Camino de Santiago. Aquí se encuentra el Santuario de San Juan de Ortega, famoso por el acontecimiento del rayo de luz, un haz solar que penetra en el templo e ilumina el Capitel de la Anunciación tan sólo dos veces al año: en el equinoccio de primavera (21 de marzo) y en el de otoño (22 de septiembre). El templo monacal se construyó entre los siglos XII y XV, y el sepulcro data del XV. Aquí descansan los restos del santo. La capilla, de San Nicolás de Bari, es del siglo XII.
Desde San Juan de Ortega hasta la ciudad de Burgos, coexisten tres itinerarios alternativos. Todos ellos atraviesan la Sierra de Atapuerca y confluyen en Gamonal, el barrio de entrada a la ciudad burgalesa. Saliendo de San Juan de Ortega se puede optar por el paso por Agés, Atapuerca y los términos municipales de Villalbal, Cardeñuela y Orbaneja, hasta llegar a Villafría. Un tramo con espacios naturales muy bellos.
A la salida de Agés, y sobre un arroyo de escaso caudal, se alza un pequeño puente de un solo ojo, cuya construcción se atribuye a San Juan de Ortega.
Atapuerca, origen de la evolución humana: El nombre de Atapuerca traspasa, en los últimos años, todas las fronteras debido a los importantes hallazgos arqueológicos que han arrojado nuevas luces sobre el origen y evolución de la especie humana.
Si desde San Juan de Ortega nos dirigimos a Santovenia, el recorrido atravesará Zalduendo, Ibeas de Juarros, localidad afamada por sus legumbres, y San Medel, que preludian la entrada a Burgos capital por la N-120.
La ciudad de Burgos acoge a los peregrinos, conscientes de encontrarse en uno de los focos históricos de la Ruta Jacobea. Los "concheiros" suelen entrar por la calle de las Calzadas, donde llegan a la Iglesia de San Lesmes, Patrón de Burgos.
Después de atravesar las puertas de la ciudad antigua, se prosigue por la Calle de San Juan, la de los Avellanos y la de Fernán González, hasta llegar al templo catedralicio.
La Catedral, es el monumento más representativo de la ciudad. Se trata de un edificio gótico que tiene una capilla dedicada a Santiago y en su rico tesoro cuenta con una imagen de gran fervor entre los burgaleses: el Santo Cristo de Burgos.
La puerta de Santa María, sobre la que se asienta el rosetón y se alzan las dos poderosas agujas de Juan de Colonia; la puerta de la Pellejería, la del Sarmental y la de la Coronería.
Antes de abandonar la ciudad, por la puerta de San Martín, los peregrinos pasan por delante del hospital del Rey, que posee una imponente puerta plateresca. Muy cerca de allí está el monasterio de las Huelgas Reales, que atesora un conjunto artístico de gran importancia, con su iglesia monacal y claustro.
ETAPA III:
De Burgos a Itero del Castillo
Una vez que el peregrino sale de la capital burgalesa tiene que pasar por el Puente del Arzobispo, situado junto al cerro de Castro. Desde aquí, el camino cruza la carretera y se dirige a la localidad histórica de Tardajos.
Según algunos autores, el municipio de Tardajos existe desde la época augusta, y estuvo estratégicamente situado en la calzada que unía Clunia (Burgos) y Julióbriga (cerca de Reinosa, en Cantabria).
Desde Tardajos se llega a la villa de Rabé de las Calzadas, ciudad que fuera cedida por Alfonso VI con el fin de que, con sus rentas, se sustentara la alberguería del hospital del Emperador.
A continuación, el Camino asciende por la Cuesta de Matamulos, donde hoy se pueden contemplar montículos de piedras superpuestas que almacenan los peregrinos a su paso.
Hornillos del Camino es el siguiente punto de encuentro. Se trata de uno de los pueblos que conserva mejor su trazado urbanístico jacobeo, y cuenta con la importante Iglesia de Santa María.
Un poco más adelante, después de atravesar tortuosos caminos, se alza la hospitalaria Villa de Hontanas. La parroquia está dedicada a la Inmaculada Concepción, dentro de un edificio del siglo XIV.
Esta población mantiene una actividad hospitalera muy importante, ya que son tres los albergues que están a disposición de los peregrinos. No faltan las fuentes en su casco urbano, que justifican su toponimia.
El lugar de San Bol se encuentra en un descampado en el camino, antes de llegar a Hornillos. Aquí nace un manantial donde tradicionalmente los peregrinos se lavaban los pies.
En otro tiempo, hacia 1352, hubo una leprosería y luego un monasterio de la Orden de San Antonio. Hoy se levanta un peculiar albergue de peregrinos que incluso cuenta con una pequeña alberca para que se puedan bañar los caminantes. Destacan las pinturas y murales que hacen referencia a los templarios, orden profundamente vinculada al Camino de Santiago.
A su salida, el camino discurre sinuoso hasta llegar a la emblemática villa de Castrojeriz. Pero antes de pasear por sus calles y a pocos kilómetros de su entrada, el peregrino recibe una grata sorpresa: el Convento de San Antón, impresionante edificio gótico que conserva sólo una parte de su construcción original que, todavía hoy, demuestra el esplendor de lo que fuera antaño. Perteneció a la orden de los Antonianos, cuya fama se debe a su poder para curar el "fuego de San Antón" una enfermedad que azotó a Europa durante los siglos X y XI y que mostraba, como principales síntomas, erupciones ardientes y enrojecimientos a partir de las extremidades, provocadas por el cornezuelo del centeno. El convento conserva actualmente impresionantes muros, destacando un bello arco adornado con numerosas arquivoltas.
Por fin, el peregrino entra en Castrojeriz, la villa que aparece a continuación. De ella destaca su larguísima sirga jacobea que recorre toda la ladera meridional del cerro sobre el que se asienta el castillo. A la entrada de la localidad se alza majestuosa la Colegiata de la Virgen del Manzano, templo remodelado en el siglo XVIII sobre el original románico-ojival del siglo XIII. La importancia de la Virgen es tal que Alfonso X la recoge en algunas de sus Cantigas. Sobresale también la iglesia-museo de Santo Domingo y el bello edificio gótico de San Juan.
Castrojeriz tiene la particularidad de conservar una mezcla, entre la arquitectura urbana y rural, gracias a sus casas porticadas de ladrillo y mampuesto de piedra y sillería, testimonio de un pasado señorial que todavía impregna cada rincón de la villa.
Después de abandonar Castrojeriz, el peregrino pasa por Castrillo-Matajudíos, una pequeña población situada en la carretera de Melgar de Fernamental, antes de tomar un cruce hacia Itero del Castillo, localidad ribereña fortificada y situada bajo el torreón de su castillo. Es el último pueblo de la provincia de Burgos.
ETAPA IV:
De Itero de la Vega a Frómista
En el Puente Fitero o Ponteroso se encuentra el límite entre las provincias de Burgos y Palencia. A partir de aquí el Camino de Santiago adquiere las tonalidades pardas y amarillas de Tierra de Campos. El paisaje cambia, al igual que la arquitectura popular, ahora personalizada por el sello de los palomares y las habituales construcciones de adobe.
El puente, edificado por orden de Alfonso VI, se sostiene gracias a sus once arcadas de sillería, que se apoyan sobre el río Pisuerga.
Itero de la Vega, en la margen derecha del Pisuerga, es la siguiente localidad, que luce una importante colección de bodegas subterráneas típicas de su enraizada arquitectura popular.
A la entrada del pueblo se encuentra la ermita de la Virgen de la Piedad, del siglo XIII, y tras sobrepasarla la ruta jacobea conduce al peregrino hasta la localidad de Boadilla del Camino, que vuelve a recordar, en su toponimia, su pertenencia al itinerario santiaguista.
Sorprenden los conjuntos de palomares repartidos a lo largo de la ruta, los campos de cereal y, en el pueblo, edificios de viejos hospitales de peregrinos que demuestran la fuerte relación de la localidad con el Camino. Merece la pena visitar la iglesia de la Asunción, del siglo XVI, con un interesante retablo mayor de la misma época, otro renacentista y una pila bautismal gótica del XIV. Detrás de la iglesia hay un rollo jurisdiccional del siglo XV y estilo gótico tardío, testimonio del poder medieval que tuvo la villa en el pasado.
A partir de aquí, el Camino de Santiago continúa paralelo al Canal de Castilla -otra de las grandes rutas turísticas de Castilla y León- hasta llegar a la localidad de Frómista. Este tramo de la senda santiaguista cobra un doble valor paisajístico, pues une al peregrino con ese brazo de mar construido por el hombre para dar salida a la riqueza cerealista, la gran obra de ingeniería y sueño de la Ilustración.
La vegetación propia del canal, caracterizada por hileras de árboles a ambos lados del cauce, acompaña al viajero.
Frómista es otra de las emblemáticas localidades del Camino. La villa atesora un impresionante conjunto de esclusas, pertenecientes al Canal de Castilla y encargadas antaño de abrir y cerrar las corrientes de agua, con el fin de facilitar el tránsito de las barcazas en los desniveles del terreno. De hecho, es curioso observar algunas flechas amarillas pintadas en el canal, que orientan al peregrino hacia la dirección que debe tomar para continuar su ruta.
La localidad de Frómista posee una de las iglesias que más se identifican con el Camino de Santiago: el templo románico de San Martín, cuyos capiteles cuentan con una profusa decoración realizada con motivos vegetales y animales. Uno de sus principales atractivos son los 315 canecillos que adornan los aleros del tejado.
Otros edificios importantes que el viajero encontrará en Frómista son la iglesia de Nuestra Señora del Castillo, la de San Pedro del siglo XV, plateresca en su interior y gótica en el exterior-, y el antiguo hospital de los Palmeros, hoy convertido en hostal.
La estatua de San Telmo (patrono de los navegantes), que abre su mano hacia la fachada de la iglesia de San Pedro, recuerda un relato que asegura uno de los "milagros" del Camino, protagonizado por Pedro Fernández y un judío llamado Matutiel Salomón. Narra la tradición la imposibilidad del cura de dar comunión a Pedro que, en confesión, olvidó relatar el plazo de un préstamo no devuelto, a pesar de haber sido excomulgado ante la denuncia del judío.
La Sagrada Forma se quedó pegada a la patena y Pedro Fernández, ante tal suceso, cae en la cuenta, confiesa su pecado, es absuelto y consigue comulgar.
Desde Frómista se llega a Población de Campos, punto en el que arranca la siguiente etapa del Camino de Santiago por tierras de Castilla y León.
ETAPA V:
De Frómista a Carrión de los Condes
Dejando atrás Frómista y continuando por la senda palentina del Camino de Santiago, se llega a Población de Campos, localidad fiel en la toponimia a la comarca en la que se encuentra ubicada: Tierra de Campos. En esta villa destaca la ermita de San Miguel, un templo románico del siglo XIII que sorprende por su iluminación nocturna.
La Ermita del Socorro y la Iglesia de la Magdalena, son otras dos joyas que atesora Población de Campos, muncipio que dirige al peregrino hasta Revenga de Campos.
Revenga de Campos conserva en la actualidad la Iglesia barroca de San Lorenzo, antes de llegar a Villarmentero de Campos, un municipio que cuenta con la iglesia de San Martín de Tours, luciendo un crucero y un maravilloso artesonado mudéjar en sus capillas.
El siguiente enclave tiene una importancia destacada en el Camino, precisamente por su "apellido": Villalcázar de Sirga (sirga, en castellano antiguo, significaba camino).
Destaca su iglesia de Santa María la Blanca, del siglo XIII, templo románico de transición que cuenta con una fachada de gran riqueza ornamental y guarda en su interior una imagen de la Virgen Blanca. La misma de la que Alfonso X El Sabio relata que hizo hasta doce milagros. También sobresale la capilla de Santiago, iluminada por un gran rosetón, que acoge los sepulcros del infante don Felipe, hijo de Fernando III El Santo y el de doña Leonor Ruiz de Castro, su segunda mujer.
La cuna del Marqués de Santillana: Al salir de esta villa, la siguiente que espera al peregrino es Carrión de los Condes, cuna del Marqués de Santillana, que fue la villa más importante de Tierra de Campos. Cuenta con las iglesias románicas de Santa María de la Victoria (también llamada del Camino) y de Santiago. En la primera de ellas hay una serie de figuras que adornan la portada lateral que relatan la historia del milagro de las Cien Doncellas, por el que la localidad se libró de pagar el tributo de las damas, impuesto por los musulmanes en época de la reconquista.
En la segunda destaca la fachada occidental, que luce un hermoso Pantocrátor románico del siglo XII, rodeado del apostolado. Tampoco hay que olvidar la Iglesia de Nuestra Señora de Belén, la de San Julián y la de San Francisco.
Pero, sin lugar a dudas, el edificio que identifica la localidad con el Camino, es el monumental Monasterio de San Zoilo, a la salida de la villa, que, actualmente se ha convertido en un complejo turístico.
No hay que olvidar que en este mismo lugar se encuentra el Centro de Estudios del Camino de Santiago, con un gran fondo documental abierto al peregrino, a los historiadores y a todo aquel que desee ampliar conocimientos sobre la ruta jacobea. De su amplia biblioteca han bebido los grandes estudiosos del Camino, hoy de reconocido prestigio internacional.
ETAPA VI:
De Carrión de los Condes a San Nicolás del Real Camino
Después de salir de Carrión de los Condes, el peregrino se encuentra, a pocos kilómetros, con la Abadía de Benevívere. Se fundó en 1065 y de ella quedan pequeños paños que recuerdan el esplendor de antaño.
La Abadía guarda el sabor de lo que fuera un antiguo templo, que el viajero casi tendrá que imaginar, ya que hoy se ha convertido en una explotación agroganadera. La tierra llana y pardo-amarillenta es lo que sorprende hasta llegar a una ligera meseta desde la que se divisa la torre de lo que fuera una iglesia, en la localidad de Calzadilla de la Cueza.
Conviene recordar que muy cerca se encuentran las localidades de Cervatos de la Cueza y Quintanilla de la Cueza. De la primera localidad desciende quien fuera el Libertador General de San Martín, como recuerda la casa-museo dedicada a su memoria.
En Quintanilla se encontraron restos de una importante villa romana en 1970, cuyo principal valor está en los mosaicos, que se muestran a los visitantes en el mismo yacimiento.
En Calzadilla de la Cueza, además de haberse encontrado restos romanos que pudieran tener alguna relación con los de Quintanilla, hay una bella iglesia parroquial, la de San Martín, que tiene un retablo del XVI. La parroquia de Ledigos está dedicada al Apóstol Santiago. Cerca están los restos de un convento-hospital, Santa María de las Tiendas, del siglo XI y XII, convertido en casa de labor.
Terradillos de los Templarios, siguiente punto del itinerario, tiene una parroquia dedicada a San Pedro, con un crucifijo del siglo XIII. Moratinos y San Nicolás del Real Camino son las dos villas que siguen a continuación. En esta última se instaló la leprosería de San Agustín en el siglo XII. Muy cerca pasa el río Valderaduey, que separa las provincias de Palencia y León. Cruzando el río se alza la Ermita mudéjar de la Virgen del Puente.
ETAPA VII:
De Sahagún a Mansilla de las Mulas
Destacada por algunos autores como la cuna del mudéjar leonés, Sahagún es la localidad que inaugura el Camino de Santiago a su paso por León. Una villa que por su impresionante historia y riqueza monumental ha sido declarada Conjunto Histórico-Artístico.
Lo primero que sorprende a la entrada de la villa, además del recibimiento que ofrece el río Valderaduey, es Nuestra Señora del Puente, pequeña ermita que se alza en una explanada. En Sahagún llaman la atención todas sus iglesias por la belleza de sus ábsides y torres, formadas por varios pisos de arcadas. En el interior del conjunto urbano el peregrino encuentra la iglesia de la Trinidad y la de San Juan de Sahagún, También tienen interés la Iglesia de San Lorenzo, del siglo XIII, la de San Tirso, un poco más antigua que la anterior y, cerca de ella, la Torre del Reloj, resto de lo que fuera el Monasterio de San Facundo. La Iglesia de la Peregrina, que se eleva en un altozano a las afueras de la localidad, es un raro ejemplo del gótico mudéjar.
La siguiente localidad que encuentra el caminante es Calzada del Coto, cuya Iglesia Parroquial está dedicada a San Esteban. El pueblo conserva la característica estructura lineal impuesta por la tradicional sirga. Desde aquí, el peregrino puede continuar su camino, bien por Bercianos del Real Camino, bien atravesando la localidad de Calzadilla de Hermanillos, ligada a la calzada romana de la Vía Trajana que viene de Bercianos. En ésta última villa, caracterizada por sus peculiares construcciones de adobe, casas de una o dos plantas, está la Parroquia de San Bartolomé, que atesora un calvario del siglo XVI.
Las calles reales, sirgas peregrinas: El Burgo Ranero, es otro de los municipios de la ruta que cuenta con un trazado genuinamente jacobeo. La sirga peregrina atraviesa el centro del pueblo y se denomina, como en otras localidades de similares características, Calle Real. La villa de Reliegos también invita a cruzarla por su calle principal. Por aquí pasaba la Burdigala-Astúrica-Augusta (Burdeos-Astorga), según apuntan algunos autores. Su iglesia está dedicada al Papa San Cornelio y al Obispo de Cartago San Cipriano, y llama la atención su arquitectura popular de bodegas subterráneas.
La ruta continúa por el Camino antes de acercarse a la fértil vega del Esla, donde se alza Mansilla de las Mulas.
Esta localidad conserva buena parte de su muralla, que discurre paralela al río con sus torres albarranas o "cubos" adosados a la misma. Destacan entre sus monumentos la iglesia parroquial de Santa María (primera iglesia de Mansilla, a la que acompañaron otras cinco que desaparecieron en siglos posteriores: S. Miguel, extramuros; S. Lorenzo, S. Nicolás, S. Juan y S. Pedro, y San Martín de la que se conserva su esbelta torre siendo hoy sede de la casa de cultura) y la Ermita de la Virgen de Gracia (perteneciente a la extinta parroquia de S. Lorenzo). También quedan restos del convento de San Agustín (s. XVI), conservando la capilla de los Villafañe y el tapial del convento con un arco con decoración de columnas itálicas y un friso con escudos de los Almirantes de Castilla.
Próximo a esta localidad (aunque no pertenece al Camino de Santiago) está el monasterio cisterciense de Santa María de Sandoval, el mozárabe de San Miguel de Escalada, del siglo X (en la localidad que lleva su mismo nombre) y el cisterciense de Santa María de Gradefes (siglo XII). Tres desvíos que merecen una visita, después de atravesar la muralla de Mansilla.
ETAPA VIII:
De Mansilla de las Mulas a León
A pocos kilómetros de Mansilla de las Mulas, siguiendo una vereda de pequeños árboles plantados en hilera a lo largo del Camino, se llega a Villamoros de Mansilla, localidad próxima al Puente de Villarente, situado sobre el río Porma.
Este último enclave, que tiene uno de los puentes más largos de todo el Camino (20 arcos para salvar el río) ha sido remodelado en diferentes épocas debido a las continuas crecidas del cauce.
En este lugar hubo un importante hospital de peregrinos, fundado en el siglo XVI por el canónigo leonés Andrés Pérez de Capillas, hoy convertido en mesón.
Antes de llegar a León hay que pasar por Arcahueja y bajar el Alto del Portillo, desde donde se divisa una impresionante panorámica de la ciudad. Después de pasar por el antiguo barrio de Puente Castro, separado de la ciudad por el río Torío, los peregrinos entran por el castizo barrio de Santa Ana. A continuación, ascienden por la calle Barahona para pasar por delante de la iglesia de Santa María del Mercado, junto a la Plaza del Grano, donde se encuentra el albergue de peregrinos de las Madres Carbajalas.
En León es obligada la visita a la Catedral de Santa María de Regla, obra singular del gótico español. Sorprende y fascina su colorista y hermosa colección de vidrieras.
La Capilla Sixtina del románico español: La Basílica de San Isidoro es otro de los grandes hitos del Camino, con su Panteón Real, considerado como la Capilla Sixtina del románico español debido a la riqueza ornamental de sus frescos. El Cáliz de Doña Urraca, la Cruz de Peñalba y el Arca de San Isidoro, son algunos de sus tesoros medievales.
El Monasterio y Hostal de San Marcos es otra parada obligada. Se trata de un edificio plateresco erigido entre los siglos XVI y XVIII que fue cárcel, hospital de peregrinos y hoy se alza como uno de los Paradores de Turismo con más personalidad de todo el país.
Pero antes de llegar a San Marcos, salida natural de los peregrinos que continúan su marcha hacia la Virgen del Camino, conviene no perderse otras joyas de la ciudad, como el Palacio de Gaudí, el renacentista Palacio de los Guzmanes, hoy sede de la Diputación de León y la iglesia de San Marcelo.
ETAPA IX:
De León a Astorga
Después de abandonar la capital leonesa por el puente que atraviesa el río Bernesga, muy cerca del Hostal de San Marcos, el caminante llega a La Virgen del Camino, localidad emplazada en el páramo que debe su nombre al santuario que allí se ubica.
Se trata de un núcleo urbano famoso por el santuario de la Virgen del Camino, Patrona de León. El edificio está adornado por un apostolado de bronce presidido por la Virgen, obra del escultor José María Subirach.
Las localidades que siguen a continuación, pertenecientes al páramo leonés, son Valverde de la Virgen, con su iglesia parroquial de Santa Engracia; San Miguel del Camino, que conserva una iglesia parroquial del siglo XII, y Villadangos del Páramo con su iglesia de Santiago, que preside un impresionante retablo. De finales del siglo XVII, el retablo central cuenta con una imagen de Santiago Matamoros, con espada y sombrero de tres picos.
Por último, se encuentra San Martín del Camino, con una iglesia que lleva su mismo nombre, dedicada al Obispo de Tours.
A pocos kilómetros está Puente de Órbigo cuyo famoso puente entronca con la localidad de Hospital de Órbigo, conocido como del "Passo Honrosso". Se trata de una construcción del siglo XIII, larga y de línea originalmente irregular.
La historia del puente llega hasta nuestros días irremediablemente soldada a la memoria de Don Suero de Quiñones, caballero de estirpe leonesa de la casa de don Álvaro de Luna quien, por amor a una dama, desafía batirse contra todos aquellos caballeros del mundo que se atrevieran a cruzar el puente. Entre la historia y la leyenda el relato explica que en 1434 se presentaron al torneo caballeros franceses, italianos, portugueses, alemanes y españoles, contra quienes don Suero rompió más de 300 lanzas. Terminado el Passo (denominado luego Honrosso), los caballeros partieron en peregrinación hacia Compostela.
A través de regadíos y choperas el camino llega a Villares de Órbigo, con una iglesia dedicada a Santiago Apóstol. Santibáñez de Valdeiglesias atesora interesantes tallas de San Roque Peregrino y Santiago Matamoros, en su iglesia de la Trinidad.
San Justo de la Vega es el tercer pueblo que hay antes de llegar a Astorga, antigua Emérita Augusta, encrucijada de caminos, porque hay que recordar que aquí confluye el Camino de Santiago con la Vía de la Plata que sube de Mérida (Extremadura).
Astorga tiene una bella plaza del Ayuntamiento, con dos figuras maragatas (Zancudo y Colasa) en la torre del edificio municipal. Hermosa es la catedral gótica de Santa María, el Palacio Episcopal del arquitecto catalán Antonio Gaudí, de estilo modernista y que acoge el Museo de los Caminos, y los importantes restos de su pasado romano, como las cloacas, la ergástula (cárcel de esclavos), el puente romano y la domus.
ETAPA X:
De Astorga a Ponferrada
Tras dejar atrás Astorga, Valdeviejas es el siguiente núcleo que encuentra el peregrino en el Camino de Santiago. Un pueblo que dedica su iglesia a San Verísimo y en cuyas afueras está la pequeña ermita medieval del Ecce Homo. Desde aquí la senda peregrina se dirige a la localidad de Murias de Rechivaldo.
Murias de Rechivaldo es una población típicamente maragata, donde ya se puede apreciar la construcción propia de los antiguos arrieros: casas de piedra de mampostería con un gran portalón, en su día necesario para poder guardar los carros. Aunque no pertenece al trazado jacobeo, merece la pena acercarse a la próxima localidad, Castrillo de los Polvazares, el ejemplo de arquitectura popular maragata mejor conservada. Está declarado Conjunto Histórico Artístico.
Siguiendo la senda de tierra rojiza, propia de esta zona, se llega a Santa Catalina de Somoza, que conserva su sirga peregrinal y da paso a la localidad de El Ganso, donde ya apenas se vislumbran las peculiares casas "teitadas" con cubierta de paja, que en otro tiempo formaron parte del paisaje.
Muy cerca del monte Irago se encuentra Rabanal del Camino que cuenta con varias iglesias y numerosos restos de hospitales. La ermita del Bendito Cristo de la Vera Cruz, la de San José (siglo XVIII), el antiguo Hospital de San Gregorio y la Casa de Las Cuatro Esquinas son algunos ejemplos. La iglesia de Santa María es un bello templo que se corresponde con la arquitectura románica.
Hacia la Cruz de Ferro : Los kilómetros siguientes se caracterizan por un ascenso pronunciado, que no terminará hasta lalcanzar Foncebadón, último pueblo maragato asentado sobre un collado. A pesar de que el pueblo conserva pocas edificaciones en pie, aún mantiene la sirga en perfecto estado.
Muy cerca, en el Collado de las Encrucijadas, se alza la famosa Cruz de Ferro, uno de los monumentos jacobeos más antiguos, humildes y emblemáticos. La sencilla cruz de hierro, en lo alto de un tronco pelado, está apoyada sobre un montón de piedras, acumuladas durante siglos por los peregrinos. Su origen incierto ha dado lugar a numerosas especulaciones, aunque algunos autores afirman que señalaba los límites de un territorio o propiedad. La teoría más extendida es que en el pasado estas piedras eran depositadas por los segadores gallegos en su camino hacia Castilla.
Después de abandonar este famoso enclave del Camino se llega al primer pueblo de la comarca berciana, Manjarín, lugar abandonado que contó con un hospital de peregrinos en el siglo XVI y que hoy tiene un refugio muy original, abierto todo el año. Atravesando un panorama espectacular, rodeado de robledales y praderas, no se tarda en llegar a El Acebo, pueblo que conserva una peculiar arquitectura popular de casas de madera abiertas a la calle a través de escalinatas exteriores.
Además de detenerse en la Iglesia Parroquial de San Miguel, conviene fijarse, a las afueras del pueblo, en una sencilla escultura que recuerda que el peregrino alemán Heinrich Krause, murió allí, cuando hacía el Camino de Santiago en bicicleta. Aunque se desvía de la ruta, merece la pena acercarse a la localidad de Compludo, donde permanece en funcionamiento una antigua herrería declarada Bien de Interés Cultural.
El caminante dirige sus pasos hasta Riego de Ambrós, localidad colgada de una ladera con su parroquia dedicada a la Magdalena. El siguiente paso es Molinaseca, villa berciana y jacobea. Situada sobre el río Meruelo tiene, a su entrada, la capilla de la Virgen de las Angustias, de estilo barroco, un puente románico sobre el río y la sirga peregrinal que caracteriza a numerosas localidades jacobeas. La iglesia parroquial está dedicada a San Nicolás y luce una soberbia torre de planta cuadrada.
A pocos kilómetros se encuentra Ponferrada, ciudad de los Templarios, que se convirtió en un importante eje peregrinal, puesto que la ciudad fue punto de partida hacia numerosos santuarios repartidos por los alrededores. Precisamente en los parajes más recónditos del Bierzo se originaron los monacatos españoles.
A pesar de su importante actividad industrial, conservan las huellas de su pasado artístico y monumental, sobre todo representado en el Castillo de los Templarios. Convento-fortaleza y buen ejemplo de arquitectura militar, es testimonio del paso de esta orden tan profundamente asociada a la ruta jacobea. Sorprende también la Basílica de Nuestra Señora de la Encina, Patrona del Bierzo, la barroca iglesia de San Andrés, el Convento de las Concepcionistas y la Capilla del Carmen.
ETAPA XI:
De Ponferrada a Cebreiro
De Ponferrada a Villafranca del Bierzo sólo hay una veintena de kilómetros, pero antes de llegar al destino, el caminante tiene que sortear varias veredas que le obligarán a pasar por otras localidades, como Compostilla y Columbrianos, anteriores a Fuentes Nuevas, donde se visita la iglesia de Santa María y la Ermita del Campo del Divino Cristo.
Camponaraya es la antesala de Cacabelos que posee una típica calle de los Peregrinos. A ella se suma la plaza de San Lázaro, la iglesia de Santa María, la capilla de San Roque y el Santuario de la Quinta Angustia, además de un museo arqueológico que recoge importantes vestigios del pasado de la comarca. A dos kilómetros se encuentra el Monasterio de Carracedo.
Más adelante, en Villafranca del Bierzo, es importante el Castillo de los Marqueses de Villafranca, del siglo XVI, convertido hoy en refugio del creativo compositor Cristóbal Halffter. También se conserva el Convento de la Anunciada, la Colegiata de San Francisco y el colegio jesuítico de San Nicolás. Aún mantiene un hermoso trazado arquitectónico, en la calle del Agua, cuyas elegantes casa blasonadas recuerdan el pasado noblede la localidad.
Pereje es el siguiente pueblo, que aún conserva su arquitectura medieval. La localidad de Trabadelo mantiene una antigua iglesia parroquial dedicada a San Nicolás.
Portela y Ambasmestas (aquí permanece parte de una antigua calzada romana) dan paso a la localidad de Vega de Valcarce. Muy cerca se alza el poblado de Ruitelán, que cuenta con la iglesia parroquial de San Juan Bautista y una capilla de San Esteban.
Herrerías conserva una tradición que se corresponde con su propio nombre. En un gran edificio de la localidad, hasta principios del siglo pasado se fundía el hierro procedente de las minas del Caurel. A la salida, se encuentra el barrio del Hospital Inglés, antiguo hospital dedicado a peregrinos ingleses.
El itinerario sigue hasta La Faba, bajo la advocación de San Andrés, situado a pocos kilómetros de Laguna de Castilla, donde termina el Camino a su paso por la provincia de León.
La ruta concluye ya por tierras castellanas y leonesas, y el peregrino se acerca a O Cebreiro, otro de los lugares emblemáticos, ya dentro del territorio gallego. Las características más llamativas de la localidad son las típicas pallozas y los edificios de pizarra. Destacan el templo de Santa María La Real (siglo XII) y la pieza que guarda, una talla de estilo bizantino, así como el cáliz y relicario, identificado tradicionalmente como el Santo Grial, del famoso milagro de la transformación del pan y el vino. En la iglesia descansa Elías Valiña Sampedro, estudioso y promotor del Camino de Santiago.
Buen viaje y buena suerte.
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