EL MAL DE ALTURA EN LA MONTAÑA |
“MAL DE ALTURA” EN LA MONTAÑA
La razón de éste artículo es básicamente prever el llamado “mal de altura”, evitando siempre una mala aclimatación, así como su tratamiento en caso de producirse.
Todos sabemos que cuando ascendemos a grandes alturas en la montaña, nos cuesta respirar y nos fatigamos mucho.
En esos momentos nos preguntamos lo siguiente:
¿Qué le pasa a nuestro cuerpo a grandes alturas?
¿Por qué la altura provoca estos cambios en nuestro organismo?
En la actualidad y a pesar de los avances en medicina de montaña, la mejor solución para dejar de padecer “mal de altura”, es precisamente, alejarse rápidamente de ella.
¿POR QUÉ PODEMOS SUFRIR EL “MAL DE ALTURA”?
La razón de todo ello viene dada por la presión atmosférica, la disminución de la presión barométrica provoca una disminución de la cantidad de oxígeno (la presión de oxígeno en la atmósfera es del 21%).
Según aumentamos de altura hay una disminución de la presión atmosférica, provocando una disminución de la presión atmosférica global y por lo tanto también la cantidad de oxígeno.
La disminución de oxígeno dificulta su captación por el aparato respiratorio, lo que tiene dos efectos:
-- Necesidad de poner en marcha mecanismos, para aumentar la captación de oxígeno.
-- Aparición de trastornos, por defecto o por exceso, de estos mecanismos de adaptación.
Esta disminución de oxígeno repercute en nuestro cuerpo y éste se ha de adaptar a la nueva situación, a este proceso se le llama aclimatación.
ACLIMATACIÓN
Durante la aclimatación se realizan un conjunto de procesos en nuestro organismo, que tienen como objetivo aportar la mayor cantidad posible de oxígeno a todas nuestras células.
Los cambios en nuestro organismo empiezan al poco tiempo de someterse a la altura. En general la fase de aclimatación se completa entre 4 y 8 semanas de permanecer a grandes alturas.
Si no le damos a nuestro cuerpo el suficiente tiempo para que se produzca una buena aclimatación, podremos sufrir lo siguiente:
-- Mal de altura.
-- Edema pulmonar.
-- Edema cerebral.
-- Patología ocular.
-- Trastornos tromboembólicos.
-- Problemas asmáticos.
Todas tienen un tratamiento más o menos específico, pero hay uno que es común a todas, la pérdida rápidamente de altitud. Y como siempre, lo más importante es prevenir, es decir, realizar una adecuada aclimatación.
EL “MAL DE ALTURA”
El mal agudo de montaña o “mal de altura”, se refiere a una serie de síntomas que se dan cuando llegamos a cotas mayores de 2.500-3.000 metros de altitud.
Hay que decir que se trata de una enfermedad y no de una fase de la aclimatación. Los síntomas más frecuentes son: cefaleas, náuseas, insomnio, vértigo, vómitos, fatiga intensa, etc.
Básicamente depende de la rapidez de la ascensión, altura a la que se llega, el frío, el esfuerzo físico y la respuesta a todo esto de cada persona.
Para una buena adaptación a la altura, entre 3.000 y 5.000 metros, se deberían ganar solo unos 300-400 metros de desnivel/día.
En cuanto al tratamiento, hay que tener en cuenta que toda patología en montaña es debida a la altura mientras que no se demuestre lo contrario, por lo tanto, el descenso es el menos agresivo y el único curativo de los tratamientos.
En casos leves o moderados, se debe descansar o bajar unos metros para dormir y realizar un tratamiento con analgésicos, ácido acetilsalicílico o paracetamol y algún anti-vomitivo.
Si no mejora o se agrava, el tratamiento en cámara hiperbárica puede mejorar el estado general y facilitar el descenso, para que la persona que lo sufra sea atendida adecuadamente.
La secreción de adrenalina, durante la ascensión, aumenta el consumo de oxígeno y la ansiedad empeora el “mal de altura”.
Una dieta rica en hidratos de carbono, ingerir abundante líquido, un buen entrenamiento, conocer bien lo que se va a hacer en la montaña, así como desechar la angustia y la incertidumbre, ayuda mucho a una buena aclimatación.
Es fundamental entender, que realizar una buena aclimatación puede ser el sí o el no, de una buena aventura en la montaña.
Esperamos que éste artículo, os ayude a disfrutar plenamente de vuestras salidas a la montaña.
Buen viaje y buena ascensión.